«…CADA UNO ES TENTADO, CUANDO DE SU PROPIA PASIÓN ES ATRAÍDO Y SEDUCIDO» (Santiago 1:14)

Manejando la tentación según la Biblia

¿Quién lo hubiera creído? Jefes ejecutivos llevados esposados, pastores espirituales que importunan con propósitos deshonestos a sus ovejas; políticos en «los bolsillos» de intereses privados. ¿Cómo pudo ocurrir? En cada caso ocurrió porque:

(1) Perdieron su «brújula» moral

(2) En algún momento vacilaron diciéndose: «Todo el mundo lo hace, ¿porque no yo?».

(3) Mientras sus vicios crecían, su conciencia se corrompía más y más.

(4) Se rodearon de otros que compartían los mismos valores o que estuvieron dispuestos a mirar hacia otro lado.

«Pero yo nunca haría esas cosas», dices. Quizás, ¿pero qué cosas sí haríasí ¿Has llegado ya a tu hora de prueba? Escucha: «Cada uno [sin excepción] es tentado, cuando por su propia [particular] pasión es atraído y seducido» (Santiago 1:14). ¡Sé realista! ¡Todos somos susceptibles hacia pensamientos o impulsos, los cuales, si no son disciplinados por un carácter fuerte, tienen el potencial de destruirnos!

«¿Qué puedo hacer?», preguntarás. Cuando Josafat se enfrentó a un enemigo demasiado grande para tratarlo solo, oró:

«…nosotros no tenemos fuerza con que enfrentar a la multitud tan grande que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a Ti volvemos nuestros ojos» (2 Crónicas 20:12b). Josafat comprendió que:

(a) En nuestras propias fuerzas no somos rival para el enemigo.

(b) Seremos probablemente más listos que el término medio, pero aun así no tenemos las respuestas correctas a todo; (c) ¡Hay cosas que simplemente son para que Dios obre.

Aquí hay una lección clara para nosotros. ¡Sólo si recurrimos a Dios en nuestra debilidad, su poder es liberado para obrar en y a través de nosotros!