«UNGES MI CABEZA CON ACEITE…» (Salmo 23:5b)

La importancia de ser ungido

En el tiempo bíblico, los pastores ungían a sus ovejas con aceite con dos propósitos:

(1) Para repeler insectos

Si los insectos consiguen depositar sus huevos en la suave membrana de la nariz de las ovejas, los huevos se convierten en larvas, volviendo locas a las ovejas. Las hembras dejan de producir leche y los corderos terminan de crecer. Por eso el pastor unge la cabeza de las ovejas con un repelente aceitoso que mantiene alejado a los insectos, dejando al rebaño en paz.

(2) Para sanar heridas

La mayoría de las heridas es el resultado de vivir en el rebaño, porque las espinas pinchan, las rocas cortan, o porque una oveja se rasca la cabeza con demasiada fuerza contra un árbol. El pastor las inspecciona regularmente para evitar que una herida reciente se convierta en una infección mañana.

Por eso las unge con el aceite medicinal. ¿Entiendes la enseñanza? Tanto si la situación por la que atraviesas es como para volverse loco, o si acabas de resultar lastimado por el hecho de convivir en el rebaño, hay dos cosas que necesitas hacer:

Primero, acércate al Pastor

Antes de acudir a cualquier otra persona, ve a Dios. ¿Por qué? Porque «Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas» (Salmo 147:3). 

Segundo, póstrate delante de Él

Para poder ser ungidas, las ovejas debían agachar la cabeza y dejar que el pastor aplicara el aceite. Humíllate, y clama al Señor. «¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderlesí» (Lucas. 18:7).

Las ovejas no entienden cómo funciona el aceite, pero tampoco necesitan saberlo. Es suficiente para ellas saber que algo sucede en la presencia del pastor que no sucede en ninguna otra parte. Así que, ¡acude hoy a su Presencia!