«TENEMOS DIFERENTES DONES, SEGÚN LA GRACIA QUE NOS ES DADA» (Romanos 12:6)
¿Cual es tu don predominante?
Aprende a reconocer tu don predominante y edifica tu vida alrededor de él, pues, si no lo haces, terminarás viviendo lamentándolo. David sentía que era algo más que un pastor de ovejas o un cantor; era un líder «en construcción». Matar a Goliat sencillamente le dio la oportunidad de demostrarlo. Si no hubiera aprovechado aquel momento,probablemente habría vuelto a cuidar de las ovejas. ¿Qué es lo que nos ciega para no ver nuestros dones predominantesí Dos cosas:
(1) La obsesión por nuestras faltas
En lugar de enfocarnos en nuestros puntos fuertes, escuchamos a quienes nos critican y enumeramos las cualidades que más nos desaniman. Cuidado: La compañía con la que estés te elevará, te hará descender, o te limitará. Esto es especialmente cierto de aquellos que se resienten en tu éxito porque les recuerda su propia carencia. ¿Recuerdas a los hermanos de José?
(2) El admirar los dones de los demás
Está bien apreciar otros, mientras que no intentes copiarlos y crear algo de lo que Dios no necesita uno más. No vivas a la sombra de otra persona, sino apóyate en su hombro. Sé un Eliseo y pídele a Dios una doble porción del éxito de tu mentor. Sabes, las personas poco corrientes son simplemente personas corrientes que reconocieron su don predominante y lo pusieron «en marcha».
Un pensamiento más: Tu don te puede ser quitado si no lo usas. Jesús dijo: «Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos… Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera…» (Mateo 25:28,30). Hoy, pídele a Dios que te ayude a descubrir tu don predominante, y entonces ¡dedícalo para servirle a Él!
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¡Me gusta el título de la Reflexión! Pero, sinceramente creo que las personas que leen este artículo necesitan más ayuda para descubrir y desarrollar sus dones, cualquiera que sea: «…dominantes o secundarios…» Deben saber que no todos los dones son para estar en funsión hoy en día; que, según la Biblia muchos de ellos fueron temporales, y que los dones no se buscan o trasnfieren; son DÁDIVAS ESPIRITUALES de DIOS. Y tampoco se quitan. Dios nos pedirá cuentas por el USO y o DESUSO de los mismos. Que no son para lucimiento personal sino para la edificación y provecho de su Iglesia. En fin, un sin número de cosas.