“…DIOS… GUÍAME EN EL CAMINO ETERNO” (Salmo 139:23,24)

Los Buenos Hábitos Según la Biblia

Cualquier hábito que sigas alimentando solamente controlará tu vida más. Pregúntaselo a los alcohólicos en fase de recuperación; solamente cambian cuando “tocan fondo”.

Los hijos pródigos no vuelven a casa hasta que no lo han perdido todo (Ver Lucas 15:32). Pero esa no tiene por qué ser tu historia, ya que tu Padre está esperando que vuelvas – ¡ahora mismo! para darte la bienvenida.

¡Vamos, eres hijo del Altísimo; la cautividad no es un estado natural para ti!

Nunca estarás del todo libre hasta que odies a “tus cadenas”. Sea una sustancia, una relación o una vida desordenada, tus circunstancias no cambiarán mientras tu mente no quede libre de antiguas formas de pensar y renovada por la Palabra de Dios (Ver Romanos 12:2).

Empieza por establecer nuevas costumbres, ya que lo que haces de forma habitual lo harás de forma permanente.

Empieza por el hábito de leer la Biblia. Ponlo en primer lugar en tu lista de “quehaceres” o nunca lo harás regularmente.

Léela en voz alta y así no te distraerás tan fácilmente.“…porque [mis palabras] son vida para los que las hallan y medicina para todo su cuerpo” (Proverbios 4:22).

Lo siguiente es aprender a orar. Aparta un tiempo especial para la oración, porque si no, todo lo demás lo irá desplazando. En la oración, Dios te dirá lo que Él opina de las cosas.

¿Puedes imaginar lo valioso que es el contar con su punto de vista?

Asiste a una iglesia con regularidad. Apóyala con tu dinero y desarrolla unas relaciones sanas.

Hay cosas que el Señor te comunicará en su casa que no te dirá en ningún otro lugar (Ver Hebreos 10:25).

Tus hábitos cotidianos moldean tu futuro. Si deseas saber hacía dónde vas – ¡echa otro vistazo a tus hábitos!