«…EL SEÑOR ESCONDIÓ SU ROSTRO… [PERO] EN ÉL CONFIARÉ» (Isaías 8:17)

¿Parece Dios inalcanzable para ti?

Floyd McClung escribió: «Una mañana te despiertas y todos tus «sentimientos espirituales» se han ido. Oras, pero no sucede nada. Reprendes al diablo, pero no cambia nada. Te instruyes espiritualmente, pides que tus amigos oren por ti, confiesas cada pecado que puedes imaginarte y después vas por ahí pidiendo perdón a todos los que conoces. Ayunas, y aún nada. Empiezas a preguntarte cuánto va a durar esta oscuridad espiritual. Parece como si tus oraciones rebotan en el techo. En absoluta desesperación gritas: «¿Qué es lo que me pasa?». Esto es parte normal de la prueba y maduración de tu amistad con Dios. ¡Todos pasamos por ello! Es doloroso, pero absolutamente vital para el desarrollo de tu fe.

Sabes, Dios siempre está presente, incluso cuando lo ignoras. Su presencia es demasiado profunda para ser medida por el intelecto o la emoción. A Él le interesa más que confíes en Él que el que Le sientas. Fe, no sentimientos, es lo que agrada a Dios».

«Entonces, ¿qué puedo hacer?», preguntarás. ¡Céntrate en el amor invariable que Dios tiene por ti! ¡Agárrate a sus promesas! En tiempos de sequedad espiritual, fíate de la Palabra de Dios, no de tus emociones. Date cuenta de que Él te está llevando a un nivel de madurez más profundo. Toda amistad basada en la emoción es ciertamente superficial. Por tanto, no tengas problema por las dificultades. La gracia de Dios está todavía en operación. Él está de tu parte, aun cuando no Le percibas.