Cómo salir bien en medio de la incertidumbre – Parte 1

«…NO SABEMOS QUÉ HACER Y A TI VOLVEMOS NUESTROS OJOS» (2 Crónicas 20:12b)

La incertidumbre es parte permanente de todo progreso; ¡nunca desaparece! Es más, la incertidumbre no es una indicación de mal liderazgo; simplemente acentúa su necesidad; es el entorno en el que un buen liderazgo se descubre frecuentemente. Puedes pensar como líder que siempre deberías saber qué hacer, pero en realidad habrá muy pocas ocasiones en que estarás absolutamente seguro. Puesto que te estarán reclamando constantemente para tomar decisiones con información limitada, tu meta no debe ser eliminar la incertidumbre, sino desarrollar la habilidad de ser valiente y claro en medio de ella.

Conforme vas destacando, se te pedirá que tomes decisiones referentes a relaciones, dinero, tiempo, valores, oportunidades y disputas. Con el tiempo, tus decisiones aparecerán en el meollo del asunto y allí, a plena luz del día, tu liderazgo será juzgado. Y algo más que debes saber: en esa área hace falta más tiempo para reconocer tu brillantez o estupidez, porque estás forzado a liderar durante largos periodos de tiempo sin el beneficio de saber si acertaste o no. Y en el momento cuando «tu cosecha» empieza a llegar, es demasiado tarde para cambiar «tu procedimiento agrícola».

Tienes que esperar hasta «la próxima temporada de siembra». Pero que eso no sea la causa para que «tires la toalla». No es tarea tuya quitar la incertidumbre sino el inspirar claridad, ánimo y progreso en medio de ella. Cuando eres capaz de hacer eso, ¡eres un líder!

«…NO SABEMOS QUÉ HACER Y A TI VOLVEMOS NUESTROS OJOS» (2 Crónicas 21:12b)

Cuando Moisés pasó el liderazgo a Josué, todo había cambiado.
Durante cuarenta años, Josué había sido enseñado a viajar y sobrevivir en el desierto, pero ahora era el momento de entrar en la Tierra Prometida. ¿Puedes imaginarte lo que pasaba por su mente: ‘Sé mucho de vagar, pero no tanto de luchar’. No es de extrañar que Dios le dijera: «…te mando que te esfuerces y seas valiente… porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas» (Josué 1:9). ¿Por qué le diría el Señor a Josué que no tuviera miedo?

¡Porque tendría miedo! Todo sobre su nueva situación «apestaba» a incertidumbre. La única cosa que él sabía con seguridad era que Dios le había dicho: «Ve». Escucha: «Entonces Josué dio esta orden a los oficiales del pueblo:… Preparaos… porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la Tierra…» (Josué 1:10,11b).

¿Puedes imaginarte lo que la gente pensó? Pregunta: «Pero Josué, ¿cómo vamos a cruzar el río?». Respuesta: «No estoy seguro, pero estad listos para marchar en tres días». Pregunta: «Pero Josué, ¿qué vamos a hacer cuando lleguemos al otra lado?». Respuesta: «Os lo diré cuando lleguemos. Limitaos a estar listos para salir en tres días».

Siempre estarás inseguro acerca de muchas cosas, especialmente cuando te adentras en un nuevo terreno. Pero nunca te puedes permitir estar confuso o dudoso en cuanto a tu llamado, tu visión y tu destino.

Entonces, ¿de dónde viene semejante confianza? De la promesa de Dios: «Estoy contigo» (Ver Isaías 43:5).