«…TUS OÍDOS OIRÁN… LA PALABRA QUE DIGA: ESTE ES EL CAMINO, ANDAD POR ÉL…» (Isaías 30:21)

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¿Has oído hablar del «Síndrome del Impostor»? Describe a aquellos que nunca se sienten merecedores de sus éxitos; así que viven a la defensiva, sin permitir a nadie que se acerque demasiado a no ser que llegue a las mismas conclusiones. El verdadero éxito es un trabajo interno. Es tu veredicto sobre tu vida, no el de otra persona.

Al educador Parker Palmer se le ofreció la presidencia de un instituto, lo cual significaba más dinero, status e influencia. ¡En cuanto a su carrera, no necesitaba pensárselo dos veces! Pero cuando pidió a algunos amigos de confianza que le ayudasen a comprobar si era la voluntad de Dios, uno le preguntó: «¿Qué es lo que te gusta de ser presidente?». Palmer respondió: «Bien, lo que no me gustaría es la política ni la recolección de fondos o dejar de estudiar y enseñar». Su amigo insistió: «Sí, pero, ¿qué es lo que disfrutaríasí». Palmer escribió: «Me sentí obligado a dar una respuesta honesta, una que me horrorizó aun a mí. ‘Supongo que lo que más me gustaría es tener mi foto en el periódico con la palabra «presidente» debajo de ella’. Hubo un largo silencio y entonces mi amigo me preguntó algo que nos quebró a todos – y a mí mucho más: ‘Parker, ¿no se te ocurre una manera más sencilla de que salga tu foto en el periódico?’, dijo».

Elizabeth Dole dijo: «Éxito es hacer algo que te inspire decir: Nada que jamás hice me ha hecho sentir tan bien». ¿Y tú? ¿Estás haciendo lo que te encanta hacer por ello mismo, y no por dinero y prestigio? Si es así, eres realmente una persona con éxito. Dios dijo: «…tus oídos oirán… la palabra que diga: este es el camino, andad por él.» (Isaías 30:21). ¿Quieres saber lo que deberías hacer? ¡Oír!