Los Cimientos de tu identidad en Cristo Jesús

«EL AMADO DEL SEÑOR… ENTRE SUS HOMBROS MORARÁ» (Deuteronomio 33:12)

Si luchas contra un complejo de inferioridad, orar más, trabajar más duro y prometer que vas a mejorar no cambiarán tus sentimientos. Igual que remodelar una casa vieja con cimientos agrietados, puedes redecorar cada habitación, pero los suelos y los techos simplemente seguirán combándose hasta que al final se derrumba. Tienes que enfrentarte a los cimientos. Eso significa verte a ti mismo como Dios te ve. Solamente entonces experimentarás la estabilidad, el desempeño y la paz de los que Él quiere que disfrutes. ‘¿Cómo me ve Diosí’, te preguntarás. Él te ve:

Precioso. El Señor te dice: «…eres precioso a mis ojos, digno de honra, y Yo te amo…» (Isaías 43:4 – La Biblia de las Américas). ¿Quién te ama? ¡Dios! Escucha de nuevo: «El amado del Señor… entre sus hombros morará» (Deuteronomio 33:12). Eso suena como estar en un sitio bastante seguro, ¿no te parece? Valioso. Si creciste sintiéndote ignorado o indeseado, estás equivocado.

Eres tan valioso para Dios que «(E)[e]n Él [nuestro Señor Jesucristo] tenemos redención por su sangre…» (Efesios 1:7). ¿Qué te parece el valor que tienesí El Señor te ama con el precio que pagó en el Calvario y eso ¡nunca cambiará! Capaz. Sin un entorno de apoyo para crecer puedes acabar teniendo una sensación disminuida de habilidad. Ésa es la razón por la que tantos de nosotros tratamos de compensarlo realizando demasiadas cosas. Dios sabe que eres capaz, porque te ha dado «…multiforme gracia…» (1Pedro 4:10b). Más aun, «…nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús…» (Efesios 2:6b). Por lo tanto, quédate en “tu asiento” y no dejes que nadie te diga que tu vida no importa. ¡Claro que importa! El Señor así lo dice.