¡Vamos, sal fuera hoy y háblale a alguien de Jesús!

«..PARA QUE DE TODOS MODOS SALVE A ALGUNOS» (1 Corintios 9:22)

¿Qué pensarías de alguien que tuviera la cura para el cáncer o el Alzheimer pero se negara a compartirla? Pues bien, somos culpables de algo peor cuando nos negamos a «conectarnos por Cristo» con aquellos que no pertenecen a nuestro círculo social, cultural, étnico, generacional o religioso. No hace falta que te guste todo el mundo. (Oye, ¿acaso todo lo tuyo es agradable?) Pero sí tienes que darles la cura. Si no lo haces, morirán y se perderán. ‘¿Qué puedo hacer?’, te preguntarás.

(1) ¡Ora para tener las ganas! Jesús dijo: «...cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo… Me seréis testigos…» (Hechos 1:8). Cuando el Espíritu de Dios vive en ti, verás a otros con sus ojos y aprovecharás toda oportunidad para compartir su amor con ellos;

(2) ¡Sobreponte al temor! No te dejes intimidar por palabras como «la generación X», musulmán, ateo, intelectual, adicto, etc. Todo el mundo necesita la misma cura. Entierra tu ego. Si te rechazan, sólo serás desprestigiado; si rechazan a Jesús, se perderán eternamente;

(3) Sé flexible. «Bienaventurados los flexibles, porque no se quedarán encorvados». Pablo dijo: «…a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos» (1 Corintios 9:22b). Debes estar dispuesto a «estirarte», y eso incluye volver a plantearte la forma en que compartes tu fe. Si tu mensaje no llega a la gente, comprueba primero cómo está el mensajero, y luego la forma de dar el mensaje;

(4) ¡Sal fuera de tu «burbuja cristiana»! Para alcanzar a las personas, tienes que ir a su a-veces-no-tan-agradable ambiente. Jesús dijo: «Vosotros sois la sal…» (Mateo 5:13). Así que, conmociónate y empieza a propagar lo que tienes. ¡Vamos, sal fuera hoy y háblale a alguien de Jesús!