SÁBADO DE PASCUA EN SEMANA SANTA: LO HIZO PARA LLEVARTE A DIOS

«…PADECIÓ… EL JUSTO POR LOS INJUSTOS, PARA LLEVARNOS A DIOS…» (1 Pedro 3:18).

Puede que fueran soldados romanos los que le clavaron a la Cruz, pero lo que le mantuvo allí era su propia convicción de que era necesario para Él ser hecho «…pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en Él» (2 Corintios 5:21b). La razón por qué Jesús no llamó a un ejército de ángeles para salvarle era porque prefería dejar su propia vida que dejarte a ti.

W.A. Criswell escribió: «Vi al Salvador en un sueño. Su espalda estaba desnuda y había un soldado que levantó la mano para bajar aquel horrible látigo de nueve ramales… Me levanté para impedirlo. Al hacerlo, el soldado se dio la vuelta en asombro y me miró. Cuando volví la vista hacia él, me reconocí a mí mismo…».

En la película de Mel Gibson «La Pasión de Cristo», multitudes fueron movidas a lágrimas por la naturaleza tan gráfica de la crucifixión. Pero por debajo de todo ello estaba el claro mensaje de que (a) éste era el precio requerido para redimir cada uno de nosotros; (b) esto es lo que debemos mantener delante de nosotros cada vez que seamos tentados a pecar «haciendo lo que nos dé la gana».

Luchamos para entender el amor de Dios por nosotros, porque no tenemos nada para compararlo; nadie jamás nos ha amado como Él nos ama, y nadie jamás lo hará. La Cruz nos hizo posible «entrar en el Lugar santísimo… [entrar en la Presencia de Dios]» (Hebreos 10:19). No importa lo que hayas hecho o lo profundo que hayas caído, tú puedes recibir el amor y la misericordia del Señor. La perfección no es la que te hace su discípulo, sino el perdón de Dios.