¿Qué dice Dios de los que usan amuletosí Está en la Biblia, Isaías 2:6, «Porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros». También Isaías 3:18-20 amonesta: «Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos».

La evidencia arqueológica nos muestra que los amuletos eran muy comunes en las culturas antiguas de las tierras bíblicas, especialmente entre los pueblos paganos. Los amuletos son prendas mágicas que la gente usa para protegerse de las energías negativas, del maligno y de los accidentes; también son usadas para traer buena suerte. Junto con otros talismanes, los amuletos son muy populares hoy en día. Estos son en forma de cristales, cruces célticas, o cualquier otra joya mística que se lleva como un pendiente en un collar o brazalete, o colgado de los espejos retrovisores de los automóviles. Se cree que estas «piedras sagradas» y otros talismanes grabados, tienen poderes místicos los cuales producen protección, éxito y prosperidad. A menudo se cree que estos talismanes son transmisores de energía de sanidad y que producen vibraciones positivas que supuestamente promueven un sentimiento de paz y de tranquilidad.

En los días de la apostasía e idolatría de Israel, ellos copiaron costumbres de los paganos supersticiosos, incluyendo la práctica de usar talismanes mágicos. Dios amonestó severamente a las profetisas falsas que usaban esos amuletos. Está en la Biblia, Ezequiel 13:18, 20-21, «Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Hay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando. Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano».

Además de usar amuletos, los paganos tenían otros talismanes más grandes llamados terafines y conocidos como «ídolos caseros». Estas imágenes en miniatura eran guardadas en la casa o eran llevadas en los viajes. El uso de esas figuras se infiltró en el pueblo de Israel, y Dios estaba en contra de ellas. Está en la Biblia, II Reyes 23:24, «Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro».

Cuando se mencionan en la Biblia ídolos y otros talismanes mágicos, la actitud de Dios es de disciplina. Está en la Biblia, Salmo 31:6, «Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado». Cuando necesitamos protección contra cualquier daño físico, debemos confiar en el Señor. Salmo 91:2-6, «Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya».

Si necesitamos protección contra el diablo y su poder, Dios tiene algo mejor que los amuletos y las figuras inservibles. Está en la Biblia, Efesios 6:11, 14-17, «Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».

Autor:  Desconocido