Pongámoslos en oración pero también hagamos el esfuerzo de buscarlos y alentarlos.

Muy probablemente usted ha pensado, dicho o escuchado esto “ya se le compartió, ya sabe, ya caminó por un tiempo, es decir ya no es un ciego espiritual, aún así decidió regresar al mundo, que Dios le bendiga y nosotros a continuar con nuestra labor, así como se van, también llegan nuevos, no tiene caso perder el tiempo en los que ya conocen.”

Este tipo de comentarios en ocasiones se hacen sin haber intentado nada, es decir alguien se fue, pues que le vaya bien, ni una visita, ni un intento por saber lo que le ocurrió al hermano, o bien limitamos a una sola visita y si regresa bien y si no pues ni modo.

No juzgaré estas palabras, pero no estoy de acuerdo, considero que si un hermano por alguna razón se ha alejado, en primer lugar debemos tenerlo en oración, pero además creo que debemos agotar todas nuestras opciones para hacerlo volver.

Es cierto que depende de la voluntad de cada uno, pero en efecto hay débiles que necesitan de más apoyo que otros, si bien no debemos invertirle el total del tiempo de nuestro servicio a buscar a los caídos creo que debemos asignarles un porcentaje razonable.

Por otro lado si nosotros estuviéramos en esa situación lo más probable es que esperáramos que nos visitaran algunas veces, por tanto deberíamos de hacer válida la regla de oro.

El valor de un alma es incalculable, y uno de los frutos del Espíritu es el amor, debemos amar las almas, debemos tener esa pasión por coadyuvar a rescatarlas, debemos recordar lo que dijo el Señor:

Juan 17:12  “Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.”

De tal forma que si alguno corre el riesgo de perderse, debemos hacer lo necesario por hacerlo recapacitar y volver.

Santiago dice:

Santiago 5:19-20 “19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.”

Salvemos pues esas almas de la muerte, no caigamos en el error de dejarlos abandonados, pongámoslos en oración pero también hagamos el esfuerzo de buscarlos y alentarlos, quizá solo necesiten tener cerca una mano que los ayude a levantarse y esa tendría que ser la nuestra.

Dios les bendiga.