¿Por qué orar?

«LA ORACIÓN EFICAZ DEL JUSTO PUEDE MUCHO» (Santiago 5:16b)

¿Por qué orar? Porque nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de la voluntad de Dios. Nunca sabrás cuántas personas han sido fortalecidas porque le pediste al Señor que les diera ánimo, o sanadas porque estuviste a su lado en fe. ¿Cuántos prófugos espirituales llegaron a «casa» porque oraste por sus almasí En este lado del Cielo jamás ninguno de nosotros sabrá los verdaderos resultados de nuestras oraciones, pero sí sabemos esto: el Reino de Dios es establecido por aquéllos que oran. A través de la oración se nos invita a tener una relación con el Señor, una relación que conlleva las dos cosas: hablar y escuchar. Orar es «hablar con Dios de lo que hacemos juntos», como apuntó Dallas Willard. Además de todo lo que se consigue orando, el mayor efecto de todos es que nuestro corazón se entrelaza con el corazón del Señor. Muchas personas en su lecho de muerte se han arrepentido de su amor hacia el trabajo, el dinero, los placeres o el poder. Pero, ¿has oído de alguien que se arrepintiera de haber dedicado mucho tiempo a la oración? No. Donde hay mucha oración, hay mucho amor.

G. Ashton Oldham dijo: «La oración no consiste en «dar palizas a las puertas del Cielo» para obtener un beneficio personal o por el éxito de nuestros planes, más bien es comprometernos a llevar a cabo los propósitos de Dios. Es una `llamada por teléfono al cuartel general’ para recibir ordenes. No significa doblegar la voluntad del Señor a la nuestra, sino la nuestra a la de Él. Al orar, extraemos reservas de poder espiritual por medio de lo que Dios puede encontrar un acceso más completo al corazón de los hombres». ¿Por qué orar? ¡Por esto!