26 de julio de 2005

2 Corintios 4:1-6
1 Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos; 2 sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestaci?n de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios. 3 Y si todav?a nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, 4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incr?dulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesís como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesís. 6 Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandecer? la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminaci?n del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

Lo tengo todo. . .  casi
Mi hija Julie se hab?a mudado a la Florida para ense?ar en un colegio (creo que el clima podr?a haber tenido algo que ver con la decisi?n), y era el momento de cambiar de licencia de conducir. La vieja licencia de Michigan se ir?a y vendr?a la nueva licencia de la Florida.

Cuando lleg? a la oficina hab?a llevado consigo todos los documentos necesarios e hizo fila para hacer efectiva la transici?n. Sin embargo, cuando lleg? a la ventanilla recibi? una noticia sorprendente. No podr?a conducir en la Florida. No, no fue porque no mantuviera su se?al direcciónal encendida todo el tiempo. La rechazaron porque no pasí el examen de la vista. Ella quedó escandalizada. No tenía ni idea de que no podía ver lo suficientemente bien como para operar un veh?culo motorizado. Aunque hab?a hecho todo correctamente en la pista, se le neg? este importante documento.

Piensa en otra situación en la que se requerir? que tengamos todo en orden antes de recibir lo que es importante para nosotros. Un día, todos nosotros nos presentaremos delante de Dios y nuestro destino eterno colgar? en la balanza. Podr?amos tener todas nuestras buenas obras, amabilidades y acciones de gracia hacia los menos afortunados. Podr?amos presentarnos con una vida llena de amor hacia los demás y de grandes acciones humanitarias. Pero puede que aun así seamos rechazados. Puede que aún así no tengamos nuestra vista espiritual.

Si es así, nuestro destino eterno quedará establecido. No podremos hacer lo que hizo Julie: fue y se consigui? un par de anteojos. La ceguera espiritual que nos mantendr? lejos del cielo tiene que ver con nuestra fe en Jesís.

Este escenario debe hacernos pensar cuidadosamente en dónde nos encontramos. ?Acaso es posible que el «dios de este siglo» haya cegado nuestros ojos y no podamos ver el evangelio? ?Podr?a ser que me presentara delante de Dios ciego a la verdad y que sea rechazado en las puertas del cielo?

Francamente ese es un pensamiento aterrador. Dios quiere que su luz brille para que podamos verla y aceptar el regalo de la salvaci?n a través de Jesís. Él quiere «darnos la luz». Acept?mosla antes de que sea demasiado tarde, eternamente hablando.  –JDB

destino
?Soy ciego o veo? ?He aceptado la luz del evangelio, o estoy cegado por el dios de este siglo? ?Qu? más me permiten experimentar la luz y la Palabra de Dios además de un hogar futuro en el cielo? ?Conozco a alguien que está espiritualmente ciego? ?C?mo le llevo el mensaje?

en resumidas cuentas: mant?n la mirada en el premio: la eternidad con Jesís.

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