Reflexiones: En Nochebuena No estás solo

«…LE PONDRÁS POR NOMBRE EMANUEL (QUE SIGNIFICA: `DIOS CON NOSOTROS’)» (Mateo 1:23)

La escuela había terminado y Carlitos de 10 años estaba emocionado por estar fuera de Londres para celebrar la Navidad en el
campo. Circulando con su madre a lo largo de los serpenteantes caminos, fue cautivado por el paisaje nevado del invierno. Pero de pronto la nieve se hizo más espesa, la visibilidad insuficiente y el coche salió fuera de control y terminó en una zanja. Carlitos trató de empujar mientras su madre apretaba el acelerador, pero fue inútil. Abandonaron el coche y anduvieron camino abajo, donde llamaron a la puerta de una casita para pedir ayuda. Aturdida, la dueña los invitó a que usaran el teléfono y a calentarse mientras preparaba té con galletas.

`¿Qué tiene esto de especial?’, te preguntarás. Simplemente otra ocurrencia diaria, ¿verdad?. No. Al menos no para la mujer que abrió la puerta aquel día; después ha contado la historia cientos de veces. ¿Te extraña? ¡No todos los días aparecen en tu puerta la reina de Inglaterra y Carlos, el príncipe de Gales!

Hace más de dos mil años, durante una noche de invierno, el Príncipe de Paz «llamó a nuestra puerta» y no fue por causa de ningún «accidente». La Biblia dice que «…aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor… Le pondrás por nombre Emanuel (que significa: `Dios con nosotros’)» (Mateo 1:22-23b). La Navidad puede ser un tiempo solo y triste si has perdido tu trabajo, tu familia o tu concepto de esperanza. Y la alegría de otros puede ser un recuerdo doloroso de lo que has perdido. Sin embargo, no estás solo/a. Es posible que te sientas así, pero la realidad es otra cosa muy distinta: el Señor está contigo. ¡De verdad! ¡Créelo, y que tengas una Navidad de bendición!