En aquel tiempo, durante una reunión de oración en Berlín Occidental, el ruego de uno de los presentes era que Dios dejara las fronteras abiertas, y luego agregó: «Señor, también puedes quitar completamente este muro». Algunos de los oyentes probablemente hayan pensado que esta era una oración muy ingenua. Nadie contaba con que las fronteras pudieran abrirse en un porvenir cercano.

       Pero en 1989 ocurrió lo increíble, ¡las fronteras se abrieron! Llegó el fin del muro de Berlín y de la «cortina de hierro», como se le decía entonces a la frontera entre Europa occidental y oriental. En la medianoche del 9 de noviembre una multitud pasaba sin dificultad de este a oeste y viceversa.

       ¿Se debió a un error político? Estamos persuadidos de que Dios se hallaba detrás de todo esto. El tiempo de Dios había llegado y la oración de aquel creyente obtuvo su respuesta. Sí, Dios también oye oraciones ingenuas.

       ?Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación? Puso luego en mi boca cántico nuevo? (Salmo 40:1-3).