No Escondas Tu Amor

“…Y QUEBRANDO EL VASO DE ALABASTRO, SE LO DERRAMÓ SOBRE SU CABEZA” (Marcos 14:3)

Marcos relata lo siguiente:

“…Vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume… y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Entonces algunos se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?, pues podía haberse vendido… dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. Pero Jesús dijo: Dejadla… Buena obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros y… pero a mí no siempre me tendréis. Ésta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella” (Marcos 14:3-9).

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José de Arimatea compró cien libras de ungüentos para embalsamar a Jesús después de su muerte, sin embargo no se le alaba en ningún lugar de la Escritura por esa acción. Esta mujer compró una libra de perfume y la derramó en Jesús cuando aún estaba vivo; éste destacó dos cosas:

a) “Ésta ha hecho lo que podía.” Las buenas obras no son por lo general grandes hazañas, sino cosas pequeñas hechas con mucho amor.

b) “se contará lo que ésta ha hecho para memoria de ella.” ¿Por qué serás recordado, por una vida de servicio o de egocentrismo?

Si piensas cosas buenas de alguien, díselas. Haz lo imposible para llenar las vidas de otros de alegría mientras todavía estés a tiempo. Expresiones de cariño, palabras de perdón, ese regalo especial que tienes en mente; hazlo mientras puedas. ¡No escondas tu amor!