¿Cómo Medir Tus Palabras Según La Biblia?

«PORQUE DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA» (Lucas 6:45)

«Pero si sólo fue algo dicho sin pensar; nada grave» ¡Sí es grave! Nuestras palabras son importantes y quieren decir mucho. «El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca» (Lucas 6:45).

Tus palabras tienen un efecto positivo o negativo.

1) Consideremos los efectos negativos.

Pueden herir en lo profundo. «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada» (Proverbios 12:18).

Pueden quebrantar el espíritu de alguien, robándole hasta las ganas de vivir: «La perversidad de [la lengua] es quebrantamiento de espíritu» (Proverbios 15:4).

Las palabras pronunciadas sin pensar pueden destruir las relaciones humanas: «El hipócrita, con la boca daña a su prójimo» (Proverbios 11:9).

Ciertas palabras pueden causar la muerte emocional, y a veces hasta la física: «La muerte y la vida están en poder de la lengua» (Proverbios 18:21).

2) Consideremos los efectos positivos.

Tus palabras pueden impartir vida a una relación: «La lengua apacible es árbol de vida» (Proverbios 15:4).

Las palabras adecuadas pueden ayudar a sanar las relaciones rotas: «Panal de miel son los dichos suaves, suavidad para el alma y medicina para los huesos» (Proverbios 16:24).

Las palabras bien elegidas pueden ayudarnos a comprendernos: «La dulzura de labios aumenta el saber» (Proverbios 16:21).

La buena palabra, dicha a tiempo, puede acercarnos a los demás: «Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene» (Proverbios 25:11). Lo que dices tiene trascendencia, por lo tanto, ¡mide tus palabras!

¿Cómo Medir Tus Palabras Según La Biblia?

«PORQUE DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA» (Lucas 6:45)

Respondamos algunas preguntas acerca de la comunicación:

1) ¿En qué consiste la buena comunicación?

Consiste en dos personas que comparten abiertamente, con sinceridad y de forma positiva. No es desahogarse de sopetón, ni decirle a alguien lo que está mal o lo que debe hacer. La primera regla de la ecología verbal es: ¡La basura que hablamos no es biodegradable! Se recicla, y con el tiempo se infecta. «Las palabras del chismoso son como bocados suaves que penetran hasta las entrañas» (Proverbios 18:8).Muchas personas se van a la tumba con recuerdos de dichos hirientes.

2) ¿Qué debemos comunicar?

¡La verdad! «Los labios mentirosos son abominables para el Señor, pero le complacen quienes actúan con verdad» (Proverbios 12:22).

Pero se puede impartir la verdad o bien a golpe de mazo o con la ternura de un buen amigo. Ésta debe ser expresada después de haber meditado sobre el efecto que tus palabras van a causar en el oyente. «El corazón del justo piensa antes de responder; la boca de los malvados derrama maldad» (Proverbios 15:28).

3) ¿Cuánto tenemos que comunicar?

Todo lo que indique la Palabra de Dios, aplicada con amor y sabiduría. Los niños y los afligidos sólo necesitan un poco de información. «El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio, al fin, la apacigua» (Proverbios 29:11).

4) ¿Cómo debemos comunicarnos?

La forma de comunicarse es tan importante como el contenido en sí, por lo tanto ten en consideración los sentimientos del oyente. «La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor» (Proverbios 15:1). La reacción del oyente está condicionada por nuestras palabras.

5) Buscar el momento adecuado; es algo sumamente importante.

«La palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!» (Proverbios 15:23). Si no estás seguro de cuál es el mejor momento, espera y pide a Dios sabiduría al respecto.