Hebreos 9:14 limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo

Algunas personas destruyen sus propias vidas para limpiar sus conciencias. Usan drogas y/o alcohol para ayudar a aliviar la culpa de los pecados pasados. Pero esto sólo añade más combustible al fuego de su dolor. Algunos otros corren a los terapeutas, pastores, sacerdotes, miembros de la familia y/o amigos. A veces esto ayuda si hay sabiduría arraigada en la palabra de Dios.

Algunos de nosotros mismos corremos harapientos con tratar de compensar nuestros actos pasados haciendo buenas obras. Una vez más, esto puede ayudar a aliviar la culpa, pero no puede borrar el dolor de nuestro pasado.

El proceso de purificación de una conciencia limpia comienza y termina con conocer a Dios y su palabra de verdad. Nuestras buenas obras nos ayudan a vivir la justicia y la gracia que Dios nos ha dado. Pero no pueden purificar nuestra conciencia. Hablar con la familia y con amigos nos ayuda a desahogarnos y recibir buenos consejos. Pero en algún momento estaremos solos para tratar con nosotros mismos.

La belleza de creer en la palabra de Dios es que podemos experimentar el poder de Su perdón y la limpieza de nuestros pecados. Nunca podremos olvidar completamente nuestros errores; sin embargo, a través de la presencia y la sanidad del Espíritu Santo, el aguijón desaparecerá.

Cuando sometemos nuestros corazones y mentes a la sangre limpiadora de Jesucristo, Su sacrificio nos purifica y nos aparta para el propósito y llamado de Dios. En esto, se nos anima a superar nuestras dudas y miedos para creer en la fe de que Dios aún quiere usarnos para su gloria.

Como está escrito: «No hay justo, ni aún uno» (Romanos 3:10). Todos necesitamos de la misericordia y gracia de Dios para limpiar nuestras conciencias de la muerte de nuestro pasado para que podamos experimentar el gozo y la libertad de conocer al Señor como nuestro Salvador.

Oración

Querido Señor, te ruego que purifiques y limpies mi conciencia por el poder del Espíritu Santo, para que pueda ser libre, y servirte con todo mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.