Efesios 5:16 Aprovechando (redimiendo) bien el tiempo, porque los días son malos.

¿Te has arrepentido en alguna ocasión por perder el tiempo? El problema es que no podemos y no debemos perder el tiempo. Sin embargo, Dios nos ha llamado a redimir el tiempo, no a desperdiciarlo. ¿Cómo hacemos para redimir el tiempo?

1) Recuerda que el mañana no nos está prometido (Santiago 4:13-15).

Sabiendo que sólo podemos tener el hoy, necesitamos aprovechar las oportunidades que Dios nos da. Un día daremos cuenta de cómo vivimos nuestras vidas con los dones que Dios nos dio.

2) Esperar que Dios tenga un plan diferente al nuestro (Proverbios 16:9).

Podemos comenzar cada día con una oración de entrega a la voluntad de Dios. Esto nos ayudará a navegar en los cambios que no esperábamos en nuestros día.

3) Determine aprovechar al máximo el día que se nos ha dado (Salmo 84:5).

Cada día es una oportunidad para que vivamos una vida productiva y agradecida a Dios. Podemos resolver en nuestras mentes cumplir Su voluntad sin importar los obstáculos.

4) Participe en actividades para ser una bendición para otros (Gálatas 6:10).

Dios nos da múltiples oportunidades para ser una bendición con nuestras palabras y acciones para la familia, amigos, compañeros de trabajo y extraños. Podemos incluso bendecir ángeles sin saberlo (Hebreos 13:2).

5) Disfrute de los momentos hermosos de nuestras vidas con los que amamos (Eclesiastés 5:18).

Cuando Dios nos llama a casa para pasar la eternidad con Él, nuestros seres queridos sentirán la pérdida más intensamente. Somos bendecidos si damos prioridad de mostrarles amor mientras tenemos la oportunidad.

6) Haga un esfuerzo para vivir en paz con los otros (2 Corintios 13:11).

En este mundo de pecado, siempre hay una pelea en algún lugar del mundo. Por mucho que dependa de nosotros, podemos esforzarnos por vivir en paz con aquellos que Dios ha puesto en nuestro camino.

Oración:

Amado Señor, perdóname por el tiempo que he perdido en vez de redimirlo. Dame sabiduría para contar mis días en el nombre de Jesús. Amén.