EL PODER DE ALABANZA EN LA BIBLIA

Hay un enorme poder en la alabanza. Cuando sientes tentación a quejarte, transforma tus quejas en alabanzas a Dios.

Que se llene tu boca con alabanzas a Dios:

¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre! (Salmos 145:21 NVI)

Que broten de su garganta alabanzas a Dios, y haya en sus manos una espada de dos filos (Salmos 149:6 NVI).

Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad (Salmos 89:1 NVI).

Por mi parte, daré muchas gracias al Señor; lo alabaré entre una gran muchedumbre (Salmos 109:30 NVI).

Que rebosen mis labios de alabanza, porque tú me enseñas tus decretos (Salmos 119:171 NVI).

Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán (Salmos 63:3 NVI)… y con labios jubilosos te alabará mi boca. (Salmos 63:5 NVI).

Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza (Salmos 71:8 NVI).

Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos, pues me has salvado la vida (Salmos 71:23 NVI).

Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán (Salmos 34:1 NVI).

Decide que en toda situación, darás gracias y regocijarás en el Señor:

Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses 5:18 NVI).

Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4 NVI).

Tal vez no puedas dar las gracias por cada situación, pero puedes ofrecer un sacrificio de alabanza en cada circunstancia con el conocimiento de que Dios está disponiendo todas las cosas para tu bien. (Romanos 8:28)