No sea hallado en ti ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas. Deuteronomio 18:10-12.
Ha de tomarse en serio
Anoche hicimos una velada con unos amigos. Es increíble. Ellos son muy aficionados al ocultismo: en su casa hacen girar las mesas; y nos dijeron que varias veces han sabido de antemano lo que les ocurriría. Oh, señor D., sé que usted no está de acuerdo con estas prácticas, y en el fondo soy como usted, tampoco creo en ellas.
Amigo, usted está muy equivocado; contrariamente a lo que le parece, yo sí las creo, pero también sé, porque Dios me lo dice expresamente en la Biblia, que estas prácticas son diabólicas y debemos huir de ellas.
El vecino, ¿habrá aprovechado esta llamada de atención? En lo que nos concierne, recordémoslo y alejémonos de todo lo que atañe al ocultismo y a la magia. Sigamos fielmente la orden de las Escrituras: No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo el Señor vuestro Dios (Levítico 19:31).
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