2 Samuel 22:2 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 2 Samuel 22:2 | Comentario Bíblico Online

I. David adora a Dios y le alaba por sus perfecciones infinitas. No hay nadie que pueda comparársele (v. 2Sa 22:32): «¿Quién es Dios, sino sólo Jehová?» Todo lo demás que es adorado como deidad no es sino pretensión vana y falsedad inútil: «¿Y qué roca (hebreo, tsur) hay fuera de nuestro Dios?» (v. 2Sa 22:32). Los dioses ajenos están muertos, pero «Jehová vive» (o ¡Viva Jehová! v. 2Sa 22:47 ). Dios acabará la obra que comenzó (Flp 1:6), y su Palabra es firme, por lo que podemos confiar en ella.

II. Cómo se gloría en el hecho de que Jehová es su Dios y en la relación que guarda con Él, en lo que pone el fundamento de todos los beneficios que ha recibido de Él: «Clamé a mi Dios» (v. 2Sa 22:7); «No me aparté impíamente de mi Dios» (v. 2Sa 22:22). «Y, si es mi Dios, es mi roca» (vv. 2Sa 22:2, 2Sa 22:3 lit. por el segundo «fortaleza» en nuestra Reina Valera, aunque David usa selá en el v. 2Sa 22:2 y tsur en el 2Sa 22:3, para evitar repeticiones ). Por eso, es «el que me ciñe de fuerza y quien despeja mi camino» (v. 2Sa 22:33). Es «la roca en la que me refugio y en la que pongo mi confianza y edificó mi esperanza», viene a decir en el v. 2Sa 22:3. Él es «el Dios de mi salvación» (v. 2Sa 22:47). David se refugió más de una vez en una roca (1Sa 24:2), pero su principal refugio era Dios: Su «fortaleza o baluarte» (v. 2Sa 22:2); su «torre de salvación» (v. 2Sa 22:51, lit.), tan alta que ningún enemigo puede escalarla ni abatirla. Cristo es llamado «cuerno (lit.) de salvación» (Luc 1:69) pues el cuerno es símbolo de fuerza y poder. También David llama a Dios «cuerno (lit.) de mi salvación» (v. 2Sa 22:3). «Me veo cargado, ¿voy a hundirme? ¡No! Jehová es mi apoyo (v. 2Sa 22:19), por el que me tengo en pie». ¿Estoy a oscuras, perdido en las tinieblas de la duda y de la ansiedad? «Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios alumbrará mis tinieblas, y disipará la niebla de la ansiedad y de la desesperación» (v. 2Sa 22:29). Si de veras tomamos al Señor por nuestro Dios, todas estas cosas, y muchas más, será él para nosotros, y tendremos todo lo que necesitemos y podamos desear (Sal 23:1).

III. Cómo se beneficia de su comunión con Dios. Si Él es mío: 1. «En Él confiaré» (v. 2Sa 22:3). 2. «Invocaré a Jehová» (v. 2Sa 22:4), porque «es digno de ser alabado». 3. «A Él le daré gracias públicamente: Yo te confesaré entre las naciones» (v. 2Sa 22:50).

IV. El informe detallado que nos ofrece de las grandes cosas que ha hecho Dios por él. Este aspecto ocupa la mayor parte del cántico. Da a Dios la gloria, no sólo de sus liberaciones, sino también de sus éxitos.

1. Engrandece la gran salvación que, con tanta frecuencia, ha llevado a cabo Dios a su favor. Al exaltar esta salvación, hace la observación de que:

(A) El peligro del que fue librado era muy grande y amenazador. Los enemigos «se levantaban contra él» (vv. 2Sa 22:39, 2Sa 22:49), «le aborrecían» (v. 2Sa 22:41). Le libró Dios «del varón violento» (v. 2Sa 22:49). Aunque algunos piensan que se refiere aquí a Saúl, es más probable que se refiera a sus enemigos en general, ya que, de lo contrario, la transición de lo general a lo particular sería demasiado abrupta. Tan fiera era la oposición de sus enemigos que describe los ataques de ellos como «ondas de muerte y torrentes de perversidad» (v. 2Sa 22:5), «lazos del Seol» y «trampas de muerte» (v. 2Sa 22:6). Se veía tan impotente como un pájaro en la trampa y un cadáver en el sepulcro.

(B) Que su liberación era en respuesta a su oración: «En mi angustia invoqué a Jehová» (v. 2Sa 22:7). Aquí nos dejó David un buen ejemplo para que, cuando nos veamos afligidos y atribulados, invoquemos a Dios hasta importunarle, como clama a sus padres un niño pequeño cuando está asustado.

(C) Que Dios se manifestó de una manera singular y extraordinaria a favor de él y en contra de sus enemigos. En este punto toma prestadas las expresiones que leemos del descenso de la majestad de Dios sobre el monte Sinaí (vv. 2Sa 22:8, 2Sa 22:9, etc.).

(D) Que Dios le mostró particular favor y benignidad en estas liberaciones (v. 2Sa 22:20): «Me libró porque puso en mí su complacencia». Su liberación no provenía de la providencia general de Dios, sino del pacto de amor de Dios hacia él. En esto era tipo de Cristo, a quien Dios sostuvo, porque en él tenía su alma contentamiento (Isa 42:1).

2. Engrandece los grandes éxitos con que Dios le había favorecido. No sólo le había preservado, sino que le había prosperado. Le había bendecido: (A) Con plena libertad de movimientos (v. 2Sa 22:20): «Me sacó a lugar espacioso» (lit. ancho). «Anchura» es una metáfora que significa liberación, de la misma manera que «estrechura» indica peligro (v. Sal 118:5). (B) Con talento militar. Aunque se había criado como pastorcillo, se instruyó bien en las artes de la guerra y se adaptó a la vida de fatigas y peligros que la guerra comporta. El mismo Dios que le llamó para que luchara las batallas de Jehová, le cualificó para este servicio. (C) Con victorias sobre sus enemigos, no sólo sobre Saúl y Absalón, sino sobre los filisteos, moabitas, amonitas, sirios y otros pueblos vecinos, a los que sometió e hizo tributarios de Israel. Estas victorias son descritas en los vv. 2Sa 22:38-43. (D) Con promoción a gran honor y poder (v. 2Sa 22:33): «Despeja mi camino» de obstáculos (lit. hizo perfecto mi camino); es decir, le dio éxito en todas sus empresas y (v. 2Sa 22:34) le sostuvo en las alturas, esto es, en las difíciles fortalezas que ocupó. Así que la bondad, la gracia y la misericordia de Dios le engrandecieron (v. 2Sa 22:36), sacándole del aprisco hasta llevarle al trono de Israel.

V. Las reflexiones que hace sobre su propia integridad, reconocida por Dios en las grandes liberaciones que le otorgó (vv. 2Sa 22:21-25). David alude aquí especialmente a su modo de conducirse con Saúl, Absalón, Is-bóset y Seba, así como con todos los demás que, o se oponían a que ascendiese al trono de Israel, o querían destronarle. Le acusaban falsamente y malentendían sus palabras, pero tenía el testimonio de su propia conciencia de que no era un ambicioso ni sanguinario como le llamaban. Su conciencia era testigo de que: 1. Había guardado los caminos de Jehová (v. 2Sa 22:22). Dondequiera se hallaba, los decretos de Dios estaban delante de él (v. 2Sa 22:23), y hacía de la ley de Dios la norma de su vida. 2. De que se había guardado de la maldad, no apartándose de los mandamientos divinos (vv. 2Sa 22:22, 2Sa 22:23, 2Sa 22:24). El rabino Hertz opina que, al comparar las palabras de este cántico, en que David atestigua su inocencia, con la angustiosa convicción de pecado del Sal 51:1-19, «resulta evidente que estas palabras no pudieron ser compuestas después del crimen cometido contra Urías, por el que David busca allí expiación». David se extiende aquí sobre sus victorias contra el pecado, porque en ellas halla mayor consuelo y alegrías que en sus victorias sobre Goliat y todas las huestes de los incircuncisos filisteos.

VI. La expectación consoladora con que David avizora ulteriores favores de parte de Dios. Así como al mirar hacia atrás lo hace con agrado y agradecimiento, así también al mirar hacia delante lo hace con gozo y esperanza, seguro de que la bondad de Dios tiene en reserva ulteriores favores para él y para su descendencia, así como para todos los santos.

1. Para todos los buenos hijos de Dios (vv. 2Sa 22:26-28). Aprovecha la oportunidad para declarar la norma con la que Dios trata a los hombres:

(A) Trata con misericordia y justicia al que es misericordioso, recto y limpio, pues imita la conducta de Dios: «Seréis santos, porque yo soy santo» (Lev 11:44; Lev 19:2; Lev 20:7, Lev 20:26; Lev 21:8; 1Ts 4:7; 1Pe 1:15, 1Pe 1:16). Aquí está el secreto de la verdadera felicidad y de la genuina libertad.

(B) Trata con rigidez y severidad al que es perverso y altivo. Perverso (v. 2Sa 22:27) es sinónimo de «tortuoso» o «torcido», lo mismo en castellano que en hebreo, como puede verse por Deu 32:5 («generación torcida y perversa»), ya que aquí (2Sa 22:27) dice literalmente: «Y con el perverso te harás tortuoso», esto es, lo enredarás en sus propios enredos. Dice Teodoreto, al comentar el Sal 18:26, que es paralelo de 2Sa 22:27: «A todos los que se han apartado de la senda recta y caminan por la opuesta, tú les preparas el final de camino que se merecen». Y el experto judío Davidson comenta: «Si un hombre atraviesa por sendas opuestas a la justicia, hallará que la Providencia, tarde o temprano, lo atravesará a él».

2. Para sí mismo. David pudo prever que su poderío había de aumentar en lo futuro y más pueblos se someterían a él (vv. 2Sa 22:45, 2Sa 22:46. Sin embargo, los futuros hebreos de estos versículos nota del traductor pueden muy bien traducirse por presentes y aun por pretéritos v. 2Sa 8:9., episodio al que parece aludirse aquí).

3. Para su descendencia (v. 2Sa 22:51): «A David y a su descendencia para siempre». David había sido designado por Dios y ungido por orden de Dios; por eso, no dudaba de que Dios usaría de misericordia con su ungido, así como con su posteridad, conforme a la promesa de 2Sa 7:15, 2Sa 7:16. De esa promesa depende, con una mirada profética hacia el Hijo de David, cuyo reino no había de tener fin (Luc 1:33). De esta forma concluye su cántico de gozos y esperanzas, como deberíamos hacer también nosotros, con la mira puesta en el gran Redentor.

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