Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
– Vaya que te ves mal. Qué te paso?
La rosa contesto:
– Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contesto:
– Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que ellos, más bellos o simplemente que no nos «sirven» para nada. Dios no hace a nadie para que este sobrando en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.
DIOS TE BENDIGA!
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