Salmos 38:12 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 38:12 | Comentario Bíblico Online

1. David de queja ahora del poder y de la perversidad de sus enemigos, los cuales, al parecer, no sólo aprovecharon la ocasión de su debilidad corporal y mental para insultarle, sino que vieron en ello la oportunidad para hacerle daño. Muchas cosas tiene que decir contra ellos, y las presenta como razón por la que Dios habría de manifestarse a favor el él, como decía en otro lugar: «Mira mis enemigos» (LXX Sal 24.19). Aquí dice de ellos: «Tienden lazos … hablan iniquidades … maquinan engaños» (v. Sal 38:12). En estas tareas se muestran «activos y poderosos y … aborrecen mi causa (v. Sal 38:19), se aprovechan de cualquier desliz mío (vv. Sal 38:16, Sal 38:17), lo aumentan y divulgan con toda insolencia, y se alegran de mis fallos. No sólo son injustos, sino también ingratos, pues yo no les he hecho ningún mal; me pagan mal por bien (v. Sal 38:20. Comp. con Sal 109:4, Sal 109:5); me son contrarios por seguir yo lo bueno». Le odiaban precisamente por la amabilidad que les dispensaba y por la devoción y obediencia a su Dios; le odiaban a él porque odiaban a Dios y a cuantos son imitadores de Dios.

2. Se consuela con la reflexión sobre su apacible y piadosa conducta bajo todas las injurias e indignidades que le eran hechas. Si tenemos celo por el bien, ¿quién es el que nos podrá hacer daño? (1Pe 3:13). Esto es lo que hizo David aquí: Se mantuvo tranquilo y no se descompuso por ninguna de las injurias que le fueron hechas y dichas (vv. Sal 38:13, Sal 38:14), en lo cual fue tipo de Cristo, quien fue como una oveja que delante de sus trasquiladores está muda (Isa 53:7), quien cuando le maldecían, no respondía con maldición (1Pe 2:23). David se mantenía en comunión con su Dios por medio de la fe y de la oración. Sus amigos, que deberían haber estado a su lado y a favor de la causa, se apartaban de él (v. Sal 38:11); pero Dios es un amigo que nunca nos abandonará si ponemos nuestra esperanza en Él: «Tú responderás, Jehová Dios mío» (v. Sal 38:15).

3. David se siente a punto de resbalar, zozobrar y caer (vv. Sal 38:16, Sal 38:17), no sólo bajo el peso de su enfermedad, sino también ante el mal trato que recibe de sus enemigos. Son acentos parecidos a los de Asaf en el Sal 73:2. Aun las personas buenas, si persisten en considerar la aflicción en que se hallan, se ven tentados a resbalar, cuando se habrían mantenido firmes en su posición si hubiesen tenido fija su atención en Dios. Aun cuando delante de los hombres podía justificarse, delante de Dios David se ve obligado a condenarse a sí mismo (v. Sal 38:18): «Por tanto, confieso mi maldad, y me contrista mi pecado». Esto le ayudaba grandemente a permanecer en silencio bajo las reprensiones de la Providencia y los reproches de los hombres.

4. Concluye con una ferviente oración a Dios, a fin de que le otorgue su presencia y su favor (vv. Sal 38:21, Sal 38:22): «No me desampares, oh Jehová. Aun cuando mis amigos se alejen de mí y aunque merezco ser desamparado por ti, Dios mío, no te alejes de mí, conforme al temor de mi incrédulo corazón, sino apresúrate a ayudarme, oh Señor, salvación mía».

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