Salmos 80:8 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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El salmista presenta ahora su apelación a favor del Israel de Dios y urge así su caso ante el trono de la gracia. Israel es comparado a una viña (Isa 5:1-7); aquí, a una vid (vv. Sal 80:8, Sal 80:14, Sal 80:15. También la Iglesia, Jua 15:1.). La raíz es Cristo (Rom 11:18). Los pámpanos son los creyentes (Jua 15:5), débiles y necesitados de sustentación y savia. La vid no tiene, al principio, un aspecto demasiado atrayente que digamos, pero se extiende rápidamente, y su fruto es excelente. Tenemos motivos para agradecer a Dios el que haya plantado tal vid en medio del desierto de este mundo y que la haya preservado hasta el día de hoy.

1. Vemos cómo fue plantada la vid del Antiguo Testamento. Fue sacada de Egipto (Sal 78:52). Ya Jacob había comparado a José a una vid fructífera (Gén 49:22). La vid pasó a ser emblema de Israel (Isa 5:1; Jer 2:21; Ose 10:1), de forma que su figura se imprimió en las monedas durante el tiempo de los Macabeos, y sobre el pórtico del Templo de Herodes colgaba un colosal racimo de oro.

2. Cómo se extendió y floreció. (A) La tierra de Canaán estaba muy poblada. Al principio, no eran tan numerosos como para poder llenarla (Éxo 23:29). Pero en tiempo de Salomón, Judá e Israel eran numerosos como la arena de la orilla del mar. Israel tenía, no sólo abundancia de hombres, sino también de guerreros valerosos. (B) Extendieron sus conquistas hasta los países vecinos (v. Sal 80:11): «Extendió sus vástagos hasta el mar (el Mediterráneo), y hasta el río (el Éufrates) sus renuevos (Gén 15:18). Pero es de observar que lo que se menciona de esta vid son sus raíces, su sombra, sus vástagos y sus renuevos, pero no se dice una palabra de su fruto, porque lsrael sólo daba fruto abundante para sí mismo (Ose 10:1); así que cuando Dios fue a buscar fruto en su viña, sólo halló agraces (Isa 5:2). Y, si una vid no da fruto, no hay planta tan inútil como ella (Eze 15:2, Eze 15:6).

3. El salmista parece culpar a Dios de la desolación de su propia viña (vv. Sal 80:12., comp. con Sal 89:40.), como si dijese: «Señor, tú has hecho grandes cosas por esta vid ¿Vas a dejar que se eche a perder, después que tú mismo le diste el ser? ¿Por qué abriste brecha en sus vallados?» Por muy buena razón: Porque se había vuelto sarmiento de vid extraña (Jer 2:21). Y, tan pronto como abrió Dios brecha en sus muros, entraron las fieras, las tropas de los enemigos de Israel y de Dios, como animales salvajes («el puerco montés … la bestia del campo») que destrozan cuanto encuentran a su paso (v. Sal 80:13). Pero nótese que, sólo cuando Dios abrió brecha en sus vallados, pudieron los enemigos penetrar y destruir. Se describe (v. Sal 80:16) el deplorable estado de Israel: «Le han prendido fuego y la han talado»; el pueblo de Dios es tratado como espinos y zarzas, cuyo fin debe ser el servir de combustible, no como plantas de provecho y merecedoras de protección y cuidado.

4. Lo que demanda de Dios en consecuencia. (A) Que tenga compasión de su viña y la proteja (vv. Sal 80:14, Sal 80:15): «Mira desde el cielo, desde ese lugar de buena perspectiva, desde ese lugar de dominio, desde el que puedes enviar alivio efectivo, y considera, mira bien, y visita, con visita de gracia, no de castigo, esta viña, que tú plantaste por ti y para ti, por lo que bien puede confiarse a ti y a tu cuidado». Por «vástago», el original dice «hijo», y alude a lo de «Israel es mi hijo» (Éxo 4:22). (B) Que perezcan castigados por Dios (v. Sal 80:16) los que han devastado la viña (así lo interpreta Arconada); o, si se traduce en indicativo, como lo hace la versión inglesa judía, perecen (los israelitas) por la reprensión de tu rostro (así lo interpreta Cohen). (C) Que la mano de Dios (v. Sal 80:17) proteja al pueblo que plantó la diestra de Jehová (comp. v. Sal 80:15), hombres mortales, frágiles, que no han llegado a la madurez (comp. Sal 8:4) o, tal vez, al rey quien sea . (D) Que Dios les conserve la vida (v. Sal 80:18): «Danos vida» en imperativo, como es frecuente aun en casos en que el verbo está en futuro, como aquí. «E invocaremos tu nombre». No podemos invocar a Dios como es debido, a no ser que Él nos de vida (Efe 2:1.). Hay comentaristas, tanto cristianos como judíos, que aplican todo esto al Mesías, el Hijo de David, Salvador y Guardián de la viña de Dios (comp. con 1Pe 2:25). Él es el hombre de la diestra de Dios, al que Dios ha jurado por su diestra (así dice la paráfrasis caldea), al que ha exaltado con su diestra y al que ha sentado a su diestra (Heb 10:12), pues todo el poder y autoridad de Dios le han sido dados. La estabilidad y constancia de los fieles creyentes se deben por entero a la gracia y a la fuerza que hay depositada a favor nuestro en Jesucristo (Sal 68:28).

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