Proverbios 23:19 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Vienen aquí una serie de consejos sabios que un buen padre da a su hijo y que pueden distribuirse en cuatro apartados:

1. Advertencia contra la intemperancia (vv. Pro 23:19-21). Dentro de la sabiduría práctica entra evitar los excesos, tanto en la bebida como en la comida, no sólo por el daño que pueden causar a la salud, sino por lo caro que cuestan, con lo que el bebedor y comilón llega pronto a empobrecerse, y la somnolencia (es decir, el sopor) causada por el licor hace que la persona carezca de la disposición mental necesaria para el trabajo; y, sin trabajo, no hay salario para comprar nuevas ropas, hay que vestirse de harapos.

2. Exhortación a la obediencia a los padres (v. Pro 23:22). Aparece ya en Pro 1:8 y se repite a lo largo del libro. En cuanto a la segunda parte del versículo, ya aludida en Pro 15:20, como también en Pro 30:17, Cohen dice lo siguiente: «Cuando las mujeres se vuelven ancianas, se hacen con frecuencia demasiado locuaces, gárrulas; un hijo no debe perder la paciencia con ella ni desentenderse de lo que diga. Lo que ella le dice tiene por objeto el bien de él».

3. Cosas que dan contentamiento a los padres (vv. Pro 23:23-25). (A) El que los hijos no ahorren esfuerzos por adquirir la verdad: «compra la verdad y no la vendas» (comp. Pro 4:5). Como si dijese: «La verdad es la que rige y gobierna al corazón, pues sin la verdad no hay bien. Así que adquiérela a cualquier precio, pues te saldrá tan barata que nunca te arrepentirás del precio que hayas pagado. Las riquezas han de ser usadas para adquirir el conocimiento, no es el conocimiento el que ha de usarse para adquirir exclusivamente riquezas materiales. Y no la vendas, no te deshagas de ella por nada de este mundo: placeres, honores, riquezas». (B) El que los hijos sean diligentes en practicar lo recto, en que sean justos (v. Pro 23:24). Es una consecuencia del versículo anterior, pues si el hijo aprende lo que la verdad contiene: sabiduría, instrucción e inteligencia, no cabe duda de que también obrará con justicia.

4. Admonición contra la inmoralidad (vv. Pro 23:26-28). Por ser tan urgente e importante la admonición de los versículos Pro 23:27, Pro 23:28, va precedida de una llamada de atención: «Dame, hijo mío, tu corazón». La frase no tiene el sentido que se le suele dar; no es amor directamente lo que demanda aquí el padre, sino atención. La frase equivale a «¡Préstame atención!» Por eso añade: Y tus ojos observen, miren, mis caminos. El hijo ha de prestar atención, no sólo a la enseñanza, sino también al ejemplo, de su padre. Tras este prefacio, el padre amonesta al hijo contra los peligros de ir tras de la mujer ajena; ya lo ha hecho el sabio en otros lugares. Dos detalles son de notar aquí: (A) Se llama «fosa profunda» a la ramera, frase que en Pro 22:14 se usa de la mujer extraña; aquí (quizá también en Pro 22:14) significa la dificultad en que puede uno encontrarse a causa de las exigencias monetarias de la mujer. De la extraña o ajena (ordinariamente, de otra nacionalidad) se dice que es pozo angosto, es decir, demasiado estrecho, del que uno no se puede escapar. (B) A esta mujer extraña, ajena, se la tacha (v. Pro 23:28) de ladrona (el verbo sale en Job 9:12 en el sentido de «arrebatar por la fuerza»), pues acecha, como animal de presa, para devorar al que puede y, por medio de su seducción, multiplica entre los hombres los desleales (lit.) Simula amistad, pero sólo para despojar a los hombres de su honor y de su dinero.

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