Eclesiastés 3:11 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Salomón muestra ahora la mano de Dios en todos los cambios que ha mencionado anteriormente.

1. Si sabemos adoptar una actitud positiva y tomar lo mejor de lo que hay al alcance de nuestra mano, podremos percatarnos de que, frente a las diversas, y aun opuestas, vicisitudes de la vida, Dios ha dado a los hombres una tarea interesante (v. Ecl 3:10) en un mundo que Dios creó hermoso, bueno en gran manera (Gén 1:31); todo es hermoso en su sazón. Al invierno le conviene el frío, tanto como el calor al verano; la noche, como el día, tiene sus encantos. No sólo en la creación material, sino también en los designios de la Providencia, se percibe una maravillosa armonía. La insatisfacción del hombre proviene, en realidad, de su incapacidad para contemplar el todo en su perspectiva; los muchos árboles le impiden percibir el bosque en toda su belleza.

2. Es precisamente esta belleza del Universo creado, tan vasto en su extensión, tan misterioso en su profundidad, lo que hace imposible al hombre descubrir en su totalidad (v. Ecl 3:11. Eso es lo que significa «desde el principio hasta el fin». comp. Ecl 10:13) la obra que ha hecho Dios. Dios sigue en su obra; y el hombre, contempla lo que Dios hizo y hace. Mientras el cuadro no se acabe de pintar y mientras el edificio no se acabe de construir no vemos toda la belleza que encierran. No la podremos ver en este mundo, debajo del sol.

3. Es dentro de este contexto, tanto el remoto del libro con su frase clave «debajo del sol», como el próximo, anterior y posterior, de la difícil frase intermedia (hebreo, gam el-haolam natán blibam), donde ha de buscarse la interpretación adecuada del término haolam. Digamos, de entrada, que ha es el artículo determinativo; olam proviene de una raíz que significa «ocultar»; para el pensamiento judío (semita, práctico, concreto), tanto el principio (la remota antigüedad) como el fin (el remoto porvenir) son cosas que sólo Dios conoce; están ocultas a los ojos y a la mente del hombre. De ahí la frase (v. Sal 90:2, por ej.): meolam ad olam, «desde el siglo y hasta el siglo», que expresa la eternidad de Dios. Pero, como algo que, en su totalidad, está oculto a los ojos y la mente del hombre, haolam significa el Universo, como lo usan los judíos para la bendición de la mesa. Cohen, como en general los rabinos, alega que olam significa únicamente «eternidad» en la Biblia. Pero a esta interpretación, presento (todo es nota del traductor) las siguientes objeciones: 1.a Cuando un vocablo tiene, de suyo, varios significados, el uso de uno de ellos no ha de tomarse del uso general del otro, como si en esto hubiésemos de regirnos por estadísticas, sino del contexto en que está inscrito. 2.a ¿Cuadra el sentido de «eternidad» en el contexto que estamos examinando? No ciertamente en el sentido teológico que dicho vocablo tiene para nosotros, pues pugna con el contexto del libro entero («debajo del sol»). 3.a El único sentido posible aquí de «la eternidad» (así, con artículo) sería (según Cohen y Ryrie): una perspectiva eterna, de duración indefinida, con la que le sea posible al hombre remontarse por encima de las experiencias transitorias, rutinarias, de la vida humana (tan breve), que son la causa de la insatisfacción que siente el ser humano. No quiero ser tan dogmático que llegue a negar la posibilidad de esta interpretación, pero pregunto: ¿Cuadra realmente con el contexto del versículo? No me extrañaría, si la frase estuviese inmediatamente después del versículo Ecl 3:9; pero dentro de la tarea, no penosa, que se le ha encomendado al hombre de investigar la obra de Dios en el mundo, un mundo todo hermoso, sin que el hombre alcance a llegar a descubrir en su totalidad esa obra de Dios, prefiero entender haolam por el Universo inalcanzable al hombre EN EL TIEMPO (debajo del sol), pues si lo que Dios les ha puesto (lit. dado) en el corazón a los hombres es LA ETERNIDAD, con ella les bastaría y les sobraría para descubrir la obra de Dios.

4. Como ya apuntó Salomón en Ecl 2:24, para escapar de la insatisfacción que ofrece el v. Ecl 3:11, no hay cosa mejor que disfrutar honestamente del presente (vv. Ecl 3:12, Ecl 3:13). Hemos de usar nuestros bienes, así como nuestras facultades, para nuestro bien y para hacer el bien. Esta vida nos brinda las únicas oportunidades de moldear el propio carácter y hacer el bien a los necesitados. Tras la muerte, la suerte del hombre está echada y, además ya no habrá necesitados a quienes pueda hacer el bien.

5. El sentido de los versículos Ecl 3:14, Ecl 3:15 es el siguiente: Las condiciones que Dios ha impuesto a la vida humana son inmutables; por tanto, es inútil que el hombre intente sustraerse a ellas, y trate de alterarlas; lo único que puede, y debe, hacer, es someterse a Dios con todo respeto. Dice un adagio rabínico: «Todo está en las manos de Dios, excepto el temor de Dios». La última frase del versículo Ecl 3:15 dice literalmente: «Y Dios busca lo perseguido»; frase oscura que ha dado lugar a multitud de interpretaciones entre los rabinos mismos; «lo perseguido» es, con la mayor probabilidad, «lo que pasó»; de ahí, la versión que parece más probable es la de la New International Version; «Y Dios llamará a cuentas lo pasado» (comp. con Ecl 12:14). Esto es lo que realmente importa en medio de los vaivenes de la vida: tener la vista fija en el juicio de Dios.

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