Oseas 4:4 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Oseas 4:4 | Comentario Bíblico Online

1. Los versículos Ose 4:4-6 han de leerse conjuntamente para entenderlos bien. Por medio de Oseas, Dios manda que nadie se meta a juzgar a nadie (comp. con 1Co 4:3-5), porque juzgar al pueblo o ponerle pleito es como juzgar o ponerle pleito al sacerdote. La razón es que el pueblo como tal era un reino de sacerdotes (Éxo 19:6). Pero en el Antiguo Testamento había una casta aparte, la casta sacerdotal, de la tribu de Leví. Estos sacerdotes levitas ejercían su ministerio en representación del pueblo. A ellos se les había confiado la Ley (Deu 17:18) para que instruyesen al pueblo en ella (Lev 10:11; Miq 3:11). Si el pueblo desconoce la Ley, la responsabilidad es de los sacerdotes por haber fracasado en cumplir el ministerio que Dios les asignó.

2. Si a los sacerdotes competía enseñar la Ley, a los profetas competía aconsejar, amonestar, amenazar, de parte de Dios. Dice Buck: «Se suponía que (sacerdotes y profetas) debían enseñar las verdades religiosas, censurar los pecados, aconsejar sabiamente. Pero con demasiada frecuencia ejercían su ministerio para provecho y ganancia propia». Al ser ciegos y guías de ciegos (comp. con Isa 56:10; Mat 15:14; Mat 23:16, Mat 23:24; Luc 6:39), juntamente sacerdotes, profetas y pueblo tropezaban en pleno día y de noche, es decir, continuamente (v. Isa 28:7; Amó 7:12; Miq 3:11); por lo que la madre (v. Ose 4:5, al final), es decir, la nación misma de Israel, iba a ser destruida. En un perfecto proléptico, Oseas ve ya destruido el pueblo (v. Ose 4:6) por falta de conocimiento. Y, puesto que el sacerdocio estaba destinado a impartir el conocimiento de la Ley, «por cuanto dice (v. Ose 4:6) desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio». Dice Ryrie: «La nación será rechazada de su posición sacerdotal delante de Dios». Pero nótese que Dios dice todavía (v. Ose 4:6) «mi pueblo», a pesar de todo.

3. Pero, como dice Buck, «el pecado de los sacerdotes no fue solamente descuidar sus obligaciones, sino dejarse llevar ellos mismos al ignominioso culto de los ídolos. ¡Y prosperaban materialmente! (vv. Ose 4:7, Ose 4:8). Y cuanto más prosperaban, tanto más prevaricaban (v. Ose 4:7). Pero Dios (v. Ose 4:7) iba a cambiar su honra en afrenta. La honra, o gloria, del pueblo era la presencia de Dios, lo que les distinguía de los demás pueblos. Era precisamente eso lo que les había hecho prosperar antiguamente. Pero ahora los sacerdotes malos de este mal pueblo se enriquecen con el pecado mismo del pueblo, y apetecen con avidez dicho pecado (v. Ose 4:8). Dice Ryrie: «Quizás se refiera al sacrificio por el pecado (pues se usa el mismo vocablo hebreo), e indica que los sacerdotes se enriquecían al tomar para sí las ofrendas que traía el pueblo».

4. Los versículos Ose 4:9 y Ose 4:10 nos declaran lo que hace el mal ejemplo de los líderes religiosos: El pueblo es lo que son sus líderes religiosos. Por tanto, un mismo castigo alcanzará a unos y a otros (v. Ose 4:10, comp. con Hag 1:5, Hag 1:6): Los banquetes que ofrecen a los ídolos no les satisfarán, y a pesar de los ritos idolátricos de fertilidad («fornicarán», esto es, la prostitución «sagrada»), no se multiplicarán, «les será negada la fecundidad» (Buck).

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