Mateo 15:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Mateo 15:1 | Comentario Bíblico Online

I. Tenemos primero la querella de escribas y fariseos contra los discípulos de Cristo porque comían sin lavarse las manos (v. Mat 15:2). Estos escribas y fariseos venidos de Jerusalén (v. Mat 15:1) eran hombres instruidos en la Ley y, por tanto, debían ser mejores que los demás, pero eran peores. Los privilegios exteriores, si no sirven para disponer mejor las cualidades interiores, suelen servir para hinchar (v. 1Co 8:1) y, como a la naturaleza le repugna el vacío, al hinchar vanamente sigue el henchir de orgullo y malignidad. ¿Cuál es el motivo de la acusación que estos hombres traen? La no conformidad con los cánones de su sinagoga: ¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? (v. Mat 15:2) ¿Cuál era esta tradición? Lavarse las manos antes de comer pan es decir, alimento sólido. Obsérvese:

1. Cuál era la tradición de los ancianos: una mera ablución antes de las comidas. En esto ponían tanto énfasis, como algo muy importante en el aspecto religioso, al suponer que la comida tocada con manos sin lavar les contaminaba ceremonialmente. Así lo practicaban ellos y lo imponían a los demás con tanto rigor, que no condescendían a comer en compañía de alguien que no se hubiese lavado previamente las manos.

2. Cuál era, según ellos, la transgresión que los discípulos de Jesús habían cometido. Parece ser que no tenían costumbre de lavarse las manos antes de comer. Tal costumbre está recomendada por la higiene, pero nada tiene que ver con la religión, y no había motivo para imponerla como un rito necesario. Los discípulos de Jesús, aunque iletrados, sabían lo suficiente para no tenerla como precepto de la Ley y, por eso, no se cuidaban de observarla (v. Col 2:20-23).

3. Cuál era la querella de los escribas y fariseos contra ellos: Les acusan de transgresión ante Jesús: ¿Por qué quebrantan (lit. transgreden) tus discípulos la tradición de los ancianos? Fue buena cosa que fuesen con la queja a Jesús, pues los discípulos no habrían acertado quizás a dar una razón convincente del motivo por el que se comportaban así.

II. Tenemos ahora la respuesta de Jesús quien contesta a esta querella y justifica el modo de proceder de sus discípulos. De dos maneras les replica:

1. Por vía de recriminación (vv. Mat 15:3-6). Cuando ellos espiaban la mota en el ojo de los discípulos, Él les muestra la viga en el de ellos mismos; de tal modo censura la tradición sobre la que ellos cargaban tanta autoridad, que no sólo permite pasarla por alto, sino que manda no tenerla en cuenta.

(A) El cargo general que les imputa es: Vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición (v. Mat 15:3). Ellos decían: la tradición de los ancianos, como si fuese una costumbre muy antigua y honorable; pero Él dice: vuestra tradición; algo inventado por el fariseísmo; y replica: Vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios. Nótese que de ordinario, quienes más celosos se muestran en que se cumpla lo que ellos imponen, son los que menos se esmeran en el cumplimiento de los preceptos divinos.

(B) La prueba del cargo que les imputa está expuesta en relación a un precepto concreto, pues les acusa de transgredir el quinto mandamiento del Decálogo.

(a) Veamos cuál es el mandamiento, qué prescribe y cuál es la sanción que lleva aneja (v. Mat 15:4).

El mandamiento es: Honra a tu padre y a tu madre, esto dice el Padre de los cielos. Todos los deberes de los hijos para con los padres están encerrados en esto de honrarles, pues es el fundamento de los demás.

La prescripción que lleva aneja es: para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da (Éxo 20:12). Pero nuestro Salvador se calla esta parte, para que nadie deduzca de ahí que eso es todo lo que el mandamiento tiene de provechoso y recomendable; en cambio, insiste en el castigo impuesto al que quebranta dicho mandamiento, y cita de otro lugar de la Escritura: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente (Éxo 21:17). Según la aplicación que el Señor hace de la ley, se desprende que el negar a los padres el servicio o el alivio necesarios está incluido en lo de maldecirles. Aunque el lenguaje en sí sea respetuoso, ¿de qué sirve ese respeto de palabra, si no se muestra en las obras? (comp. 1Jn 3:17-18).

(b) Veamos ahora en qué contradecía la tradición de los ancianos a este mandamiento. No era directa, explícita, sino implícita; sus casuistas les habían dado ciertas normas con las que podían evadirse fácilmente de la obligación que el quinto mandamiento imponía (vv. Mat 15:5-6). Obsérvese:

Primero: Cuál era dicha tradición: Que la manera más santa y piadosa de disponer de la propia hacienda era ponerla a los pies de los sacerdotes para que la emplearan en el servicio del Templo y que, cuando algo había sido ofrecido de esta manera, no sólo era ilícito enajenarlo, sino que todas las otras obligaciones conectadas con dicha hacienda, quedaban sobreseídas, por muy justas y sagradas que fuesen.

Segundo: Cómo aplicaban esta norma al caso de los hijos. Cuando las necesidades de los padres reclamaban el apoyo y sostén de los hijos, éstos podían excusarse diciendo que todo cuanto pudiesen ahorrar para sí y para sus hijos, había sido ya comprometido para el servicio del Templo: Ya he ofrecido a Dios todo lo mío con que yo podría ayudarte (v. Mat 15:5), y, por consiguiente, sus padres no podían esperar ya nada de él. Así enseñaban que esto era un motivo valido y bueno para no ayudar a los padres, y muchos hijos degenerados y sin conciencia harían uso de esta norma justificándose por ella, y diciendo: Ya no estoy obligado (v. Mat 15:6). Pero el absurdo y la impiedad de tal tradición eran evidentes puesto que la religión positiva, revelada por Dios, estaba destinada, a mejorar, no a destruir, lo que por naturaleza es de la ley (Rom 2:14-15), y uno de los preceptos escritos en el corazón de toda persona humana es este de honrar a los padres. Dicha tradición pues, invalidaba el mandamiento de Dios, dejándolo sin efecto. Quebrantar así la ley divina era malo de por sí, pero enseñarlo así a los hombres, como hacían en este caso los escribas y fariseos, era mucho peor (Mat 5:19). ¿Qué objetivo tiene un mandamiento, si se buscan evasivas para no cumplirlo?

2. Por vía de reprensión, pues les acusa de hipocresía: Hipócritas (v. Mat 15:7). Es prerrogativa de Aquel que escudriña los corazones y conoce lo que hay en el interior del hombre pronunciar quiénes son hipócritas. El ojo del hombre en general, puede percibir la profanación exterior pero sólo el ojo del Señor puede discernir la hipocresía (Luc 16:15). Al ser un pecado que sólo Sus ojos pueden descubrir, es también un pecado que su alma aborrece de modo especial.

Jesús expresa su reproche y cita palabras del profeta Isaías: Bien profetizó de vosotros Isaías (v. Mat 15:7. v. Isa 29:13). Isaías aplicó esto a los hombres de su generación a quienes estaba destinada esta profecía, pero Cristo la aplica a estos escribas y fariseos. Las amenazas dirigidas contra otros en la Palabra de Dios, nos alcanzan también a nosotros, si somos culpables de los mismos pecados de que eran culpables los inmediatos destinatarios de la Palabra, lo mismo que las promesas espirituales, si cumplimos los requisitos para recibir las mismas gracias. Isaías profetizó, pues, no sólo para los de su generación, sino para todos los demás hipócritas, contra los que la Palabra de Dios sigue en vigor y no rebaja sus demandas.

(A) Jesús describe a los hipócritas en la manera de cumplir con sus deberes religiosos: Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí (v. Mat 15:8). Veamos:

Primero: Hasta qué punto llega el hipócrita: Se acerca a Dios y le honra; en su profesión externa, es un adorador de Dios. El fariseo subió al Templo a orar (Luc 18:10). No se colocó a la distancia en que se encuentran los que están sin Dios en el mundo (Efe 2:12). Los fariseos honraban a Dios y se asociaban con los que se comportaban de la misma manera. Este honor exterior es el que Dios recibe de los hipócritas (Jer 12:2).

Segundo: Dónde se queda corto. Todo esto lo hace con la lengua y de palabra (1Jn 3:18). Es una piedad de los dientes para fuera; muestra amor, pero no hay amor en su corazón. Todo el culto de los hipócritas es honor de labios.

Tercero: Dónde está la causa de este pecado: Su corazón está lejos de mí: es decir, excluido voluntariamente y extrañado de la vida de Dios (Efe 4:18), ya que vaga siempre y mora habitualmente en otro lugar cualquiera. El hipócrita dice una cosa, y piensa otra. Pero Dios mira al corazón y no sólo lo conoce (Luc 16:15), sino que lo pesa (Pro 21:2; Pro 24:12). Un ejemplo de la hipocresía de los fariseos es que enseñaban doctrinas que eran preceptos de hombres (v. Mat 15:9). Cuando las enseñanzas humanas se hacen pasar por verdades o instituciones reveladas por Dios, y como tales son impuestas a los hombres, eso es hipocresía y mera religión humana. Dios quiere que Su obra se lleve a cabo por las normas que Él mismo ha prescrito, y no acepta lo que Él no ha ordenado. Sólo lleva a Dios lo que proviene de Dios.

(B) Jesús declara la sentencia contra los hipócritas: y lo hace en una frase muy concisa: En vano me rinden culto. El culto de ellos no cubre el objetivo para el que está destinado; no agrada a Dios ni les aprovecha a ellos: El culto que no es en espíritu, no es en verdad; así que se queda en nada. Mero trabajo de labios es trabajo perdido.

Mateo 15:1 explicación
Mateo 15:1 reflexión para meditar
Mateo 15:1 resumen corto para entender
Mateo 15:1 explicación teológica para estudiar
Mateo 15:1 resumen para niños
Mateo 15:1 interpretación bíblica del texto