Hechos 26:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Hechos 26:1 | Comentario Bíblico Online

1. Aunque la presidencia competía a Festo, al estar el preso bajo jurisdicción romana, el gobernador quiso tener con Agripa la deferencia de cederle la presidencia, por lo que vemos al rey que concede la venía (v. Hch 26:1) para hablar. El permiso es para hablar a su favor, es decir, para defenderse, cosa que los judíos no le permitían. En virtud de este permiso, Pablo pide silencio con la mano, como quien dispone de libertad para hablar. Se dirige con especial respeto a Agripa (v. Hch 26:2), no sólo por ser el presidente, sino también (v. Hch 26:3) porque conocía bien todas las costumbres y cuestiones que había entre los judíos; conocía las Escrituras y, por ello, estaba en mejor disposición que ninguno de los presentes para entender lo que Pablo iba a declarar. Es alentador para un predicador del Evangelio tener entre los oyentes a personas inteligentes que saben discernir la materia del sermón.

2. Declara que, aun cuando se le tilda de «hereje», sigue adherido a lo que le enseñaron desde la niñez. Su conducta (v. Hch 26:4) era bien conocida de todos.

(A) No sólo era judío, sino que había sido educado en Jerusalén y había vivido como fariseo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión (v. Hch 26:5). Lo mismo había declarado en Hch 22:3; Hch 23:6, aunque aquí no se dice que repitiese el haber sido instruido a los pies de Gamaliel. No había sido un iletrado pescador, como la mayoría de los apóstoles, sino educado en la más exquisita escuela de los fariseos y, por tanto, bien versado en la Ley. Y no sólo era ortodoxo en su fe, sino que era irreprochable en su conducta («viví como fariseo»), irreprensible (Gál 3:6). No podían acusarle de que había desertado de la religión judía por desencanto o por falta de la debida consideración a la revelación divina, puesto que precisamente (v. Hch 26:6) estaba sometido a juicio «por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres». Ahora bien, Pablo sabía de sobra que todo esto no le justificaba delante de Dios, pero era suficiente para defender su buena reputación conforme a la ley de los judíos. Aunque todo lo contaba como pérdida para ganar a Cristo, lo mencionaba cuando había de servir para honor de Cristo.

(B) Esta esperanza era la única causa por la que se le acusaba (v. Hch 26:7), al ser así que toda la nación israelita, con sus doce tribus, esperaba el cumplimiento de dicha promesa, por lo que Pablo hacía causa común con todo el pueblo de Israel en un punto de primerísima importancia. Esto muestra que Dios tiene un remanente en cada una de las doce tribus de Israel para el final de los tiempos, pues la promesa de la resurrección va ligada a la inauguración del reino mesiánico (v. Hch 3:21). Por esa razón (comp. con Luc 2:36), Pablo, de la tribu de Benjamín, rendía culto constantemente a Dios de día y de noche, con plena fe en la omnipotencia de Dios para resucitar a los muertos (v. Hch 26:8). Muchos entre los oyentes eran paganos. Podemos, pues imaginarnos que se burlarían de Pablo como lo habían hecho los de Atenas en el Areópago (Hch 17:32). La reacción de Festo (v. Hch 26:24) lo da a entender.

3. Reconoce que, mientras continuaba siendo fariseo, fue acérrimo enemigo de los cristianos (v. Hch 26:9), pues creía que debía serlo. Su conversión al cristianismo no fue el resultado de una previa inclinación suya en ese sentido, sino obra de un milagro que le transportó desde el más alto grado de prejuicio contra el cristianismo hasta el más alto grado de seguridad acerca del cristianismo. Con esto, parece excusar modestamente a sus perseguidores, a quienes no había sido concedida una luz tan brillante como la que a él le había deslumbrado. Detalla, sin paliativos, los detalles de la persecución que emprendió contra los santos, es decir, los creyentes en Cristo (vv. Hch 26:10, Hch 26:11): (A) Obtuvo poderes de los principales sacerdotes para encerrar en cárceles a muchos de ellos, como si fuesen criminales comunes contra Dios y contra la patria. (B) Daba su voto, es decir, echaba la piedrecita (eso es lo que significa el vocablo griego) cuando los mataban, esto es, cuando los condenaban a muerte, en lo que se refiere a la muerte de Esteban, algo que tenía vivísimamente grabado en su mente. En cuanto a este ejercicio del voto, véase el comentario a 1Co 7:7. (C) No sólo había perseguido a los cristianos en Jerusalén (v. Hch 26:11) y hasta en las ciudades extranjeras, sino que les atacaba con tal furia que, a algunos de ellos, los forzaba a blasfemar, es decir, a hablar mal de Jesucristo cuando estaban bajo la tortura que Saulo les infligía. Éste era el carácter de Pablo antes de su conversión, la cual era, desde el punto de vista puramente natural, inexplicable.

Hechos 26:1 explicación
Hechos 26:1 reflexión para meditar
Hechos 26:1 resumen corto para entender
Hechos 26:1 explicación teológica para estudiar
Hechos 26:1 resumen para niños
Hechos 26:1 interpretación bíblica del texto