2 Timoteo 1:15 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En estos versículos, Pablo pasa ahora a referirse a la situación en que se halla personalmente, debido a una triste circunstancia, ya conocida («Ya sabes esto») de Timoteo. Aunque el abandono por parte de «todos los que están en Asia» no puede menos de deprimir el ánimo del apóstol, dedica, sin embargo, solamente un versículo a mencionar lo que le causa dolor, para referirse, en tres versículos, a lo que le causa gozo.

1. Entre los que le abandonaron («todos los que en el Asia», lit.), el apóstol singulariza a Figelo y Hermógenes, quizás, como apunta D. Guthrie, «porque éstos eran la causa principal del disturbio». La forma en que Pablo se refiere a los que le abandonaron («los que [están] en Asia»), no en Roma, da a entender que «algunos líderes cristianos en la provincia cuya capital era Éfeso habían sido invitados por Pablo a venir a Roma con el fin de aparecer como testigos a su favor … Con la mayor probabilidad, el miedo les retuvo». Comenta Collantes: «Aunque dolido, más por estas defecciones que por sus cadenas, Pablo no tiene ni una palabra de reprensión para esos hombres cobardes. Porque no se trataba de una apostasía de la fe, sino de una falta de fidelidad a su propia persona. Y para Pablo es únicamente el Evangelio lo que cuenta en la vida».

2. Pero hay una noble excepción (además, Pablo no está solo; v. 2Ti 4:11): Onesíforo se había portado muy bien con él. No dice Pablo que fuese uno de los que él había invitado a que viniesen a Roma a dar testimonio a su favor. Que no es ése el caso se colige por lo que de él dice aquí el apóstol (vv. 2Ti 1:16-18): «Que el Señor muestre misericordia con la familia (comp. con 2Ti 4:19) de Onesíforo, porque me dio refrigerio muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, por el contrario, cuando estuvo en Roma, me buscó con solicitud hasta encontrarme. Que el Señor le conceda hallar misericordia de parte del Señor en aquel día. Y la cantidad de servicios que prestó en Éfeso, tú la conoces de sobra». (NVI, excepto en un «me» «me prestó» , que equivocadamente añade dicha versión. Analicemos brevemente esta porción:

(A) Tengamos en cuenta que, cuando escribe esta epístola, Pablo no se halla, como anteriormente, en el piso alquilado al que hace referencia Lucas en Hch 28:30, donde, aparte de poder recibir las visitas de los amigos, tenía libertad suficiente incluso para moverse por las calles de Roma, aunque siempre encadenado a un soldado que le vigilaba. Ahora está ya condenado a muerte y encerrado en lo más lóbrego de la prisión interior, como había estado en Filipos (Hch 16:24). Por eso, era mucho más difícil dar con él y aun visitarle.

(B) Pero, aun así, Onesíforo, cuando estuvo en Roma, lo buscó con solicitud (gr. spoudaíos) hasta dar con él. Y no sólo lo visitó muchas veces, sino que le reavivó el ánimo (gr. anépsuxen, de ana y psúkho); le alivió también materialmente. El apóstol menciona con profunda gratitud hacia Onesíforo, que no se avergonzó de las cadenas de Pablo. W. Hendriksen hace notar la frecuencia con que menciona el apóstol en este capítulo lo de no avergonzarse: «Timoteo no debe avergonzarse (v. 2Ti 1:8). Pablo no se avergüenza (v. 2Ti 1:12). Onesíforo no se avergonzó (v. 2Ti 1:16)».

(C) La mención de la familia (lit. casa) de Onesíforo, tanto aquí (v. 2Ti 1:16) como en 2Ti 4:19, y la expresión «en aquel día» (v. 2Ti 1:18), clara referencia al día escatológico de las recompensas (comp. con la del v. 2Ti 1:12, al final), ha llevado a muchos autores a conjeturar, y aun asegurar, que Onesíforo había muerto ya cuando Pablo escribió esta epístola. Esta probabilidad no puede negarse, y hasta es posible que hubiese sido ejecutado. El apóstol dice (v. 2Ti 1:18, al comienzo): «Que el Señor le conceda hallar misericordia de parte del Señor en aquel día». Esta frase plantea dos problemas:

(a) Si, efectivamente, Onesíforo había muerto, ¿tenemos aquí una oración del apóstol por un difunto? Así piensan muchos, especialmente entre los católicos. Spicq, por ejemplo (citado por Guthrie), ve aquí un ejemplo, único en el Nuevo Testamento, de oración por los difuntos. Esto estaría de acuerdo con el precedente judío, también invocado por la Iglesia de Roma, del caso mencionado en el apócrifo 2 Macabeos, 2Ma 12:43-45, tenido por canónico por los catolicorromanos. Permítaseme dar mi juicio sobre algo que evangélicos como Scott (y el mismo Guthrie) hallan alguna dificultad en resolver: Primero, apoyar lo de la oración por los difuntos en una conjetura (de la muerte de Onesíforo) es demasiado arriesgado. Segundo, la petición de una bendición escatológica no exige, de suyo, que el sujeto aludido haya fallecido ya (comp. con 1Ts 5:23). Tercero, y más importante (puesto que esto afecta también al caso de 2 Macabeos, 2Ma 12:43-45, no como libro canónico, sino como libro histórico que refleja la mentalidad judía de la época próximamente anterior a nuestra era): Un deseo, más bien que una petición, de que el Señor conceda misericordia, en el día de las recompensas, a quien había usado de tanta misericordia con el propio apóstol (comp. con Mat 5:7), NO ES, EN MODO ALGUNO, UNA PRUEBA A FAVOR DEL PURGATORIO, PUESTO QUE LO QUE EL APÓSTOL CONSIDERA AQUÍ NO ES EL ESTADO INTERMEDIO, SINO EL DÍA DE LAS RECOMPENSAS. Cuarto, y último, si Onesíforo había muerto como mártir de la fe cristiana, es de tener en cuenta que la costumbre de orar por los mártires difuntos es algo que nunca se ha observado en la historia de la Iglesia. ¿Será por esto por lo que el jesuita Collantes no menciona esta cuestión? Por otra parte, el evangélico Hendriksen ni la plantea ¡cosa extraña!

(b) La repetición anómala del vocablo «Señor» en el versículo 2Ti 1:18 (gr. ho Kúrios … pará Kuriou) presenta la cuestión siguiente: ¿A quién se refiere Pablo, a Dios Padre o al Señor Jesucristo? La respuesta no puede darse a priori, y decir, por ejemplo, que «Señor» es, para Pablo, el Señor Jesucristo, puesto que hemos visto recientemente (por ej. en 2Ts 3:3, 2Ts 3:16; 1Ti 6:15) que eso no es invariablemente así. Las opiniones varían: Algunos, como Scott (citado por Guthrie), lo aplican, en ambos casos, a Dios Padre. Otros, al seguir a Bernardo de Claraval, aplican el primero (con artículo) a Jesucristo y el segundo a Dios Padre. D. Guthrie añade que «esto se ajusta a la costumbre de los LXX de aplicar el término sin artículo a Dios». También W. Hendriksen es de esta opinión. A mi juicio, la solución es, precisamente, al revés: en el primer caso, «el Señor» es Dios Padre, como término de referencia en nuestras peticiones; en el segundo, es el Señor Jesucristo, puesto que es en su tribunal (Rom 14:10; 2Co 5:10) donde se celebra el juicio de recompensas.

(D) El apóstol menciona finalmente (v. 2Ti 1:18) los servicios que Onesíforo había prestado en la iglesia de Éfeso. Eso lo sabía Timoteo suficientemente bien (éste es el sentido de un comparativo sin segundo término de comparación, tanto en griego como en latín). Qué servicios fuesen ésos no lo sabemos, pero debieron de ser importantes y notorios para que Pablo los considerase dignos de especial mención. Ya dijimos que la añadidura «me («me prestó») es un error de la NVI (y otras versiones, incluida la Biblia de Jerusalén), pues está muy mal apoyada en el cuerpo de los MSS, faltan en la mayoría de ellos y no se hallan en ninguno de los más importantes. Todavía peor es la añadidura de «nos» («nos ayudó»), como aparece en la RV 1960, donde los traductores se limitaron a poner en letra corriente lo que la antigua RV había suplido (malamente) en cursiva, ya que el «nos» no tiene apoyo en ninguno de los MSS.

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