Significado de BIBLIA, MÉTODOS DE ESTUDIO Según La Biblia | Concepto y Definición

BIBLIA, MÉTODOS DE ESTUDIO Significado Bíblico

¿Qué Es BIBLIA, MÉTODOS DE ESTUDIO En La Biblia?

La mayoría de quienes leen la Biblia lo hacen sin una meta claramente definida. Es preferible estudiarla con un propósito más concreto, considerando los temas que contiene y el significado deseado por el autor.
Estudio por los temas que contiene
Una manera de estudiar la Biblia es tener en mente preguntas específicas; por ejemplo, acerca de doctrina, historia o instrucciones morales y espirituales.
Doctrinas y enseñanzas bíblicas
La Biblia es, por sobre todas las cosas, un libro que habla acerca de Dios y Su relación con el mundo. ¿Cómo es Dios? ¿Qué relación tiene con Su creación? ¿Cuál es el propósito deseado en la creación?
Para los cristianos, la Biblia es la fuente definitiva para el conocimiento de la teología (la persona y la naturaleza de Dios), la antropología (la constitución de los seres humanos), la soteriología (la doctrina de la salvación), la cristología (la doctrina de la persona de Cristo), la eclesiología (la doctrina de la iglesia) y la escatología (la doctrina de las últimas cosas). Los cristianos escudriñan la Biblia como única fuente infalible para la doctrina. No obstante, se ha hecho un gran daño al utilizar la Biblia como una fuente para “constatar textos” a fin de respaldar doctrinas teológicas. La Biblia no se debe estudiar para respaldar lo que creemos sino para determinarlo. El respeto verdadero hacia la Biblia incluye la tarea de someter a sus enseñanzas lo que creemos. Por ejemplo, no debemos estudiar los pasajes del NT que tratan acerca del bautismo cristiano para respaldar lo que entendemos particularmente acerca de este tema sino, más bien, para ver si nuestra idea está en armonía con la enseñanza de estos pasajes. Los textos bíblicos respaldarán nuestra comprensión del tema en la medida que esta sea correcta. Debemos juzgar nuestra interpretación a la luz del significado que los autores deseaban transmitir.
Se pueden mencionar dos principios generales al procurar descubrir lo que la Biblia enseña sobre una doctrina en particular. Uno es que existe una tendencia a repetir las doctrinas importantes. Las cosas a las cuales la Biblia alude solo una o dos veces no son tan importantes como aquellas enseñanzas que aparecen en forma repetida. Por ejemplo, en toda la Biblia leemos solamente una vez acerca del bautismo por los muertos (1Co 15:29). Cualquiera haya sido la intención de Pablo al mencionar este tema, no puede haber sido un asunto o doctrina importante. Es una insensatez construir un sistema teológico basándose en esto. De la misma manera, la gran importancia que algunos grupos le otorgan a Pedro como la roca sobre la que se edifica la iglesia o sobre el hablar en lenguas no refleja la realidad de que el primer tema solo se menciona una vez en la Biblia (Mat 16:17-19) y que el otro aparece solamente en dos libros del NT (Hechos y 1 Corintios). La importancia de estos temas no puede haber sido tan trascendental debido a lo relativamente poco que aparecen en la Biblia. Muchísimo más importantes son las enseñanzas reiteradas acerca de que el amor y el servicio tienen que ser características distintivas de la vida cristiana, que la salvación es por gracia por medio de la fe, y que llegará un día en que Dios juzgará al mundo. Otro principio es que el NT interpreta al AT. Sin negar que el AT arroja luz sobre el NT, es evidente que la revelación más reciente descubre aquellos aspectos de la más antigua que ya no están vigentes (los aspectos ceremoniales de la ley que abarcan lo limpio y lo inmundo, los reglamentos relacionados con la circuncisión, el día de reposo y otros temas más) y los que se han cumplido (el sucesor de David prometido es Jesús de Nazaret, la llegada del reino de Dios con el Espíritu como primicias, y así sucesivamente).
Historia bíblica
Una de las razones más comunes para el estudio bíblico es aprender sobre los acontecimientos históricos que registra. El área más importante incluye la vida y las enseñanzas de Jesús, acerca de quien los creyentes desean aprender todo lo posible. La fuente principal son los cuatro Evangelios canónicos. Estos se leen para aprender sobre el nacimiento de Jesús, la cronología de Su vida, Su bautismo y tentación, el llamado de los discípulos, Su enseñanza y ministerio de sanidad, la confesión de Pedro y la enseñanza de Jesús sobre Su futura muerte, la transfiguración, el domingo de ramos, la purificación del templo, la Última Cena, Getsemaní, el arresto y el juicio, la crucifixión, la sepultura, la resurrección, las apariciones posteriores a la resurrección, la ascensión y otros eventos históricos. Otra área popular de investigación histórica incluye la vida y el ministerio del apóstol Pablo. Hay otras muchas áreas dentro de la historia bíblica: la vida de personajes bíblicos (desde personas conocidas como Abraham, Moisés y Juan el Bautista hasta otras menos conocidas como Agar y Josafat); acontecimientos diversos (el llamado de Abraham, el éxodo, la caída de Jerusalén, el regreso del exilio). De modo que gran parte de la Biblia está dedicada a la historia (comp. Génesis–Éxodo, Josué–Ester, Mateo–Hechos, también diversas porciones de Levítico–Deuteronomio, los profetas, y las cartas de Pablo) debido a que la fe bíblica se basa ampliamente en lo que Dios ha hecho en el transcurso de la historia.
No obstante, se debe tener presente que entender lo que ha sucedido no equivale a comprender su significado pleno. Un ejemplo claro es la tumba vacía en la mañana de Pascua. Este acontecimiento no provee una explicación en sí y está sujeto a más de un esclarecimiento. Los enemigos de Jesús no negaron la realidad de la tumba vacía pero le dieron una explicación diferente de la que proporcionaron los escritores del NT. Los enemigos de Jesús declararon que Su cuerpo había sido robado (Mat 28:13-15; Jua 20:13-15). Sin embargo, la realidad de la tumba vacía asociada con las numerosas apariciones del Cristo resucitado durante un período de 40 días proporcionaba una interpretación diferente: la tumba estaba vacía porque Cristo había conquistado la muerte y había resucitado triunfante de la tumba. El lector debe procurar entender el significado de los hechos históricos al realizar un estudio de la historia bíblica. Los escritores de la Biblia no se consideraban meros reporteros de los hechos sino intérpretes autorizados de esas verdades. En consecuencia, cuando leemos un pasaje histórico, debemos procurar aprender “por qué” el autor registró ese acontecimiento de la historia. No debemos conformarnos con comprender qué sucedió sino además procurar entender qué trataban de enseñar los autores inspirados mediante los eventos registrados.
Enseñanzas morales para la vida
Otra razón por la cual se lee la Biblia es obtener una guía moral y espiritual. La Biblia contiene todo lo que uno necesita conocer a fin de saber cómo ser salvo y vivir una vida agradable a Dios. De manera intuitiva, cuando se cumple con el significado simple y llano de los textos bíblicos, la gente que posee una inteligencia normal puede leer la Biblia a solas y ser capaz de entenderla. Por lo tanto, hablamos acerca de la inteligibilidad o claridad de las Escrituras: todo lo que es necesario para la salvación y para la vida cristiana se halla allí expresado claramente. No se necesita ser ni erudito ni pastor para entender qué hay que hacer para ser salvo o para vivir una vida agradable a Dios. Esto lo entienden tanto los instruidos como los que no lo son, realidad que hace posible el sacerdocio del creyente en su máxima expresión. Existen principios útiles que proveen entendimiento para interpretar las enseñanzas éticas de la Biblia.
El principio más útil es recordar cómo se relacionan los mandatos éticos con el recibimiento de la gracia y el perdón de Dios. De la misma manera que los Diez Mandamientos (Éxo 20:1-26) sucedieron a la liberación de la esclavitud en Egipto (Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-51; Éxo 13:1-22; Éxo 14:1-31; Éxo 15:1-27; Éxo 16:1-36; Éxo 17:1-16; Éxo 18:1-27; Éxo 19:1-25), así las enseñanzas y los mandatos éticos de la Biblia están dirigidos a las personas receptoras de la gracia y la salvación de Dios. Los mandatos de las Escrituras son parte de un pacto al que se entra simplemente sobre la base de la gracia. Somos salvos por gracia por medio de la fe para buenas obras (Efe 2:8-10). Amamos a Dios porque Él nos amó primero (1Jn 4:19). Las enseñanzas éticas de la Biblia son guías para aquellos que ya han experimentado el don de la salvación de Dios. No son un medio para conseguir esa salvación. Ver Pacto.
Otros dos principios útiles son prestar más atención a las enseñanzas éticas que se repiten frecuentemente, y destacar las doctrinas más enfatizadas por Jesús y los escritores bíblicos inspirados. En el centro de las Escrituras entonces, encontramos el mandato de amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente y con toda el alma, y al prójimo como a uno mismo (Lev 19:18; Deu 6:5; Jos 22:5; Mar 12:28-31; Jua 15:12; Rom 13:8-10). La repetición de este mandato y el énfasis que recibe indican que se trata de la esencia de la moral bíblica y el corazón de la ética judeo-cristiana.
Áreas adicionales de información
Hay demasiados otros temas como para mencionarlos todos. La Biblia se puede estudiar en relación con la geografía, los idiomas (las características del hebreo bíblico, del arameo y del griego; la gramática, el estilo y el vocabulario de los escritores bíblicos); los templos (tabernáculo, salomónico, segundo, herodiano), las leyes específicas sobre el matrimonio, sacrificios, enfermedades, circuncisión, fiestas judías, alimentos limpios e inmundos, enseñanzas referentes a la hospitalidad, las plantas y los animales de la Biblia, figuras literarias utilizadas en la Biblia (acertijos, parábolas, hipérboles, poesía); fechas de diversos eventos bíblicos; fecha de escritura de los libros de la Biblia; armas y estrategias militares; instrumentos musicales a los que se hace referencia en los Salmos, y otros temas más.
La cantidad de información contenida en la Biblia es enorme. Nadie podría estudiar todos los temas y la información que allí se encuentra, aun si tuviera varias vidas para hacerlo. Algunos temas son más importantes que otros. En consecuencia, es sabio investigar las áreas más relevantes. No obstante, debemos ser conscientes de que el estudio de la Biblia en relación con la información o los hechos que posee es insuficiente si no se determina su significado y se lo hace propio.
El estudio de la Biblia por su significado
Durante los últimos cien años se ha debatido ardientemente sobre dónde se tiene que buscar el significado de la Biblia. Debido a que toda comunicación abarca tres componentes fundamentales (el autor/orador; el texto/discurso, y el lector/oyente), no es de sorprender que se haya recurrido a cada uno de estos componentes a fin de determinar el significado bíblico.
Estudio de la Biblia por el significado del autor inspirado
Durante la primera mitad del siglo XX surgió un movimiento denominado “neocrítico” que sostenía que textos como los de la Biblia eran obras de arte autónomas cuyo significado es totalmente independiente del autor original y del lector actual. Por lo tanto, lo que Pablo quiso decir en Romanos o el significado que un lector posterior le da a Romanos es irrelevante; el texto se da significado a sí mismo. No obstante, si bien los textos pueden presentar un significado, en sí no pueden “significar” nada. El significado es una elaboración del pensamiento. Los autores pueden pensar. Los lectores pueden pensar. Un texto, no obstante, es un objeto inanimado (tinta y papel) y, en consecuencia, no puede pensar ni desear un significado. Por lo tanto, el significado de un pasaje bíblico no se puede hallar en la tinta ni el papel que conforman el texto sino en el ser humano que pensó o escribió las ideas o en aquel que lo lee. En la última parte del siglo XX, el énfasis en la respuesta del lector se convirtió en el enfoque dominante de la interpretación. El lector es en este caso el que determina el significado de un texto. No lo determina en el sentido de descubrir el significado del autor original sino que, más bien, le da al texto el significado que él interpreta. En consecuencia, en teoría es perfectamente aceptable que a los mismos textos se le otorguen significados diferentes y aun contradictorios. El resultado de dicho enfoque es que el lector se convierte en amo del texto y de su autor en lugar de someterse a ambos, y que lo que los autores bíblicos quisieron decir mediante sus textos se considera irrelevante. La comprensión más tradicional es que el autor determina el significado y los lectores deben buscar el significado que los autores originales tuvieron intención de transmitir cuando escribieron los textos. Esta es la proposición básica de toda comunicación: los oradores/autores determinan el significado de lo que dicen/escriben. Tratar de entender el significado de Gálatas con la ayuda de Romanos (no de Apocalipsis), el significado de Hechos con la ayuda de Lucas (no de la República de Platón), el significado de Juan con la ayuda de 1 Juan (no de Por quién doblan las campanas de Hemingway) da testimonio de que deseamos saber qué quisieron decir los autores de Gálatas, Hechos y Juan. Los autores de Romanos, Lucas y 1 Juan lo revelan mejor que cualquier otra persona porque son escritos de los mismos autores realizados aproximadamente en la misma época y sobre el mismo tema.
El papel del Espíritu Santo en la interpretación
La Biblia enseña que el Espíritu Santo desempeña un papel importante tanto en su concepción como en su interpretación. Al entender el papel del Espíritu en la interpretación de la Biblia es útil hacer una distinción entre obtener una comprensión mental correcta de lo que quiso decir el autor por medio del texto, y convencerse de la importancia o de la veracidad de lo que escribió. En tanto que toda persona con una inteligencia razonable puede entender el significado de las Escrituras (algunas personas que no son creyentes escriben excelentes comentarios), las enseñanzas de la Biblia son esencialmente “locura” (1Co 2:14) fuera de la convicción que produce el Espíritu Santo. El creyente sabe que estas enseñanzas son realmente la palabra de Dios a través de la obra de convicción del Espíritu.
A través de los siglos algunos lectores de la Biblia han intentado hallar un significado más profundo del que los autores desearon conscientemente. No obstante, es arrogante buscar un significado supuestamente más profundo y definitivo del que poseyó el autor divinamente inspirado. Cualquier interpretación “espiritual” de esta clase debe ser constatada por las Escrituras (1Jn 4:1). En la práctica, estos significados más profundos con frecuencia demuestran ser falsos. No tenemos acceso a la revelación de Dios sino solo a través del significado expreso de los autores bíblicos, que son los voceros autorizados de Dios. Los que declaran que Dios les ha concedido un significado más profundo que va más allá del que tuvieron los autores bíblicos, ciertamente poseen un significado diferente, y ese significado es de ellos, no de Dios. Ver Inspiración de las Escrituras.
Importancia del género literario
En la Biblia encontramos muchos géneros literarios tales como poesía, narrativa, profecía, proverbios, parábolas, cartas, expresiones idiomáticas, hipérboles y algunos otros. Debido a que la meta al estudiar cada género literario es la misma, o sea, entender el significado del autor bíblico, es necesario saber cómo funciona cada uno. Un poema de amor no se interpreta de la misma manera que un informe médico. Los escritores bíblicos esperaban que sus lectores entendieran cómo funcionan los diversos géneros y las reglas que los rigen. Algunos géneros y las reglas asociadas con ellos son:
Proverbios Un dicho breve y conciso generalmente en forma poética que expresa una observación sabia en cuanto a la vida. El libro de Proverbios incluye observaciones sabias de la vida vistas a través de la lente de la revelación de Dios. Lo que diferencia un proverbio bíblico de proverbios seculares es que ha sido formulado y conformado a través del filtro de la revelación divina. Los que escriben proverbios esperan que sus lectores entiendan que los proverbios enseñan verdades generales. No son leyes universales sino que dejan lugar a excepciones. No obstante, dichas excepciones no niegan la regla general (comp. Pro 1:33; Pro 3:9-10; Pro 10:3-4; Pro 13:21; Pro 22:6; Mat 26:52; Luc 16:10).
Poesía La diferencia entre la descripción poética y la narrativa se puede ver en la manera que relatan el mismo evento. En Jue 4:1-24 tenemos una descripción narrativa de la forma en que Débora y Barac encabezaron al pueblo de Israel para vencer a los cananeos liderados por Sísara. El capítulo Jue 5:1-31 es una versión poética de esa victoria. Solo en la descripción poética de la batalla encontramos el cuadro de la tierra que tiembla, los montes que se sacuden (Jue 5:4-5) y las estrellas que luchan desde el cielo (Jue 5:20). Como poesía (Jue 5:1 lo denomina un cántico), esta imagen no se debería tomar en forma literal, tal como lo indica la ausencia completa de estas expresiones en el capítulo Jue 4:1-24. En Éxo 14:1-31 y Éxo 15:1-27 hay otro retrato narrativo y poético similar de esa clase de victoria.
Profecía Muchos lectores entienden la profecía como la predicción exacta de acontecimientos futuros. Dejando de lado la verdad de que gran parte de la profecía trata menos acerca de la predicción de lo que lo hace en cuanto a la proclamación, los escritores proféticos no esperaban que sus lectores interpretaran las profecías como si fueran informes para los diarios históricos de la actualidad. Más bien, efectuaban un uso considerable de lenguaje figurado o poético. Cuando se refieren a la destrucción de Jerusalén en el 587 a.c. o el 70 d.c. , están mencionando un acontecimiento real pero, frecuentemente, el lenguaje que lo describe es el de poetas y no el de historiadores militares de la actualidad. Esto se puede observar en el uso frecuente de terminología cósmica al profetizar eventos que se cumplieron posteriormente (por ej.: Isa 13:9-11 que se refiere a la destrucción de Babilonia; Jer 4:23-26 que se refiere a la destrucción de Jerusalén, en el 587 a.c. ; Hch 2:17-21 que hace referencia a la venida del Espíritu en Pentecostés). El propósito de dicho lenguaje cósmico es mostrar que Dios está por actuar de manera poderosa en la historia y que, debido a que Dios reside en los “cielos”, la terminología cósmica se utiliza para indicar que Él va a hacer que sucedan estos eventos anunciados.
Una regla adicional en la interpretación de la profecía se relaciona con las profecías de juicio. Estas siempre dan a entender, aun cuando no se declare abiertamente, que el arrepentimiento puede revertir o posponer la profecía. Esto se hace evidente en la profecía de juicio que expresó Jonás sobre los habitantes de Nínive en Jon 3:4, la falta de su cumplimiento en Jon 3:10 y la reacción de Jonás en Jon 4:2. Este principio se expresa claramente en Jer 18:7-8 (comp. también Eze 33:13-15). Otros ejemplos de profecías de juicio de esta clase son Miq 3:12 y Jer 26:16-19. En consecuencia, dichas profecías a menudo no llegan a ser predicciones absolutas e inmutables y se convierten en advertencias y oportunidades para el arrepentimiento.
Parábolas Ya que las parábolas son esencialmente comparaciones breves o ampliadas (símiles o metáforas), se debe distinguir entre la parte figurada de una parábola y el significado que procura enseñar. Una parábola comúnmente busca presentar un punto de comparación básico a fin de enseñar un tema importante. Como en todo símil o metáfora, generalmente no hay intención de enfatizar los detalles. Estos, dentro de una parábola, simplemente tienden a darle color a la historia y a captar el interés. Por otra parte, si la audiencia original hubiese observado algún significado alegórico en dichos detalles, es legítimo que el lector de la actualidad también los tenga en cuenta (comp., por ejemplo, Mar 12:1-11 con Isa 5:1-7).
Varias preguntas sirven como guía para entender el tema principal de una parábola.
(1) ¿Quiénes son los dos personajes principales? Esto ayuda a concentrar la atención en el tema principal.
(2) ¿Qué aparece al final de la parábola? Esta regla, denominada “énfasis final”, reconoce que los autores suelen enfatizar la idea que desean transmitir por la manera en que concluyen una historia.
(3) ¿Quién o qué ocupa más espacio en la parábola? Hay tendencia a dedicar más tiempo a los personajes más importantes del relato.
(4) ¿Qué se expresa en discurso directo? El uso del discurso directo en una historia centra la atención del lector en lo que se está diciendo. Estas preguntas indican que el foco de atención en la parábola de los obreros de la viña (Mat 20:1-16) está en el dueño y en los obreros de la primera hora, y en la parábola del hijo pródigo (Luc 15:11-32) se centra en el padre y el hijo mayor.
Géneros literarios misceláneos Algunos otros géneros en la Biblia incluyen expresiones idiomáticas (el uso de palabras combinadas que poseen un significado diferente al del significado normal de las palabras en forma individual); narrativa (la narración de acontecimientos pasados con el propósito de enseñar un tema); cartas (lo que los escritores quisieron decir mediante las palabras individuales, las cláusulas en las que estas aparecen y los argumentos creados por dichas cláusulas); pactos (generalmente constituidos por un prólogo en el que el generador del pacto se describe a sí mismo [el preámbulo], una descripción de sus gracias pasadas [el prólogo histórico], condiciones en cuanto a lo que la otra parte debe hacer para permanecer dentro de esta relación pactada, referencias a los testigos del pacto, un mandato para la lectura regular del pacto, una lista de bendiciones y maldiciones basadas en las condiciones, y el juramento de la segunda parte); hipérbole o exageración, donde se amplían las declaraciones a fin de enfatizarlas; y otros géneros más. Cada uno posee reglas que el escritor entendía. Así como no se puede entender lo que está sucediendo en un juego de balón si no se entienden las reglas, de la misma manera el lector actual no puede entender lo que quiso decir el autor bíblico si no comprende las reglas que gobiernan los géneros que se utilizaron.
Significado del autor y aplicación actual
Debido a que el autor bíblico determina el significado del texto bíblico, dicho significado nunca puede cambiar porque lo que el autor quiso decir está confinado a la historia. No obstante, lo que el autor quiso decir en el pasado a menudo tiene implicancias acerca de las cuales no era consciente. En consecuencia, lo que los autores quisieron transmitir en el pasado no solo incluye el sentido específico sino también todas las implicancias legítimas que se desprenden de ese significado. Por lo tanto, el mandato de no cometer adulterio (Éxo 20:14) incluye derivaciones tales como no codiciar (Mat 5:28). Debido a que estas implicancias surgen del significado específico que el autor quiso transmitir, la determinación de cuáles son legítimas lo estableció el autor cuando escribió. Un lector puede descubrir estas implicancias, pero quien las creó fue el autor.

Robert h. Stein