La mayoría de nuestra enseñanza cristiana se ha enfocado a las buenas acciones. La palabra de Dios nos da mandatos a los cuales estamos obligados a obedecer, al igual que estamos obligados a apartarnos de lo que Dios nos ha prohibido. Todos sabemos que las malas acciones son destructivas, ya que afectan adversamente el carácter y llevan a la derrota. Pero, ¿reconocemos que las malas reacciones pueden dañarnos de igual forma y aún más que una mala acción? Y lo que es peor, las malas reacciones se hallan aun en las personas que aparentan ser buenas y correctas.
En cualquier momento podemos enorgullecernos de las buenas acciones, pero a la vez reaccionar con celos, resentimientos, enojo, odio, miedo o egoísmo. Otra persona al estar observando mis hechos, no puede conocerme de verdad. Mis acciones no le revelan lo que en realidad soy. En cambio, nuestras reacciones, que son espontáneas, revelan lo que somos por dentro.
Consideremos dos factores básicos relacionados con nuestras reacciones, que nos muestran cómo entenderlas y qué debemos hacer en cuanto a ellas. Primero, necesitamos reconocer que en un mundo no cristiano seremos tratados en maneras y acciones no cristianas. No es difícil expresar actitudes cristianas cuando todo nos va bien. Pero, cuando nos tratan en formas agresivas, es fácil actuar negativamente.
Nuestro Señor fue lleno del Espíritu, luego fue llevado al desierto para ser tentado por el diablo. Se fortaleció y se preparó de antemano para la tentación que en seguida vendría. Cuando la tentación llegó, no tambaleó. Sus reacciones fueron positivas, fuertes, maduras y espirituales. Él se había preparado con anterioridad.
Pedro dio amonestaciones de que ciertas personas hablarían mal de los que creen en Cristo porque ya no los acompañarían en el mismo exceso de maldad. No debe de sorprendernos que la gente nos trate en forma egoísta, no siendo amables, que nos critiquen u ofendan. Aún personas religiosas, pueden ser deshonestas, pleitistas y amargadas. Debido a esto, debemos saber qué acciones nos esperan. ¿Nos hemos preparado para las acciones que vienen, para que reaccionemos tal y como Cristo quiere?
Esto nos trae al segundo punto. ¿Reconocemos que nuestras reacciones revelan nuestro carácter verdadero? No puedo reaccionar en manera contraria a lo que de veras soy. Dios dice que necesitamos ver que nuestra naturaleza básica es engañosa y egoísta, la reflejamos por medio de nuestras reacciones. Nuestras reacciones revelan lo que en realidad somos por dentro.
¿Hemos estado alguna vez en un apuro, con la esposa, hijos o parientesí ¿Cómo reaccionamosí No podemos echarle la culpa a otro por nuestra manera de actuar. La verdad es, que él o ella trajeron a la luz lo que está dentro de nosotros. No podemos echarle la culpa a la tensión causada por un problema. Dios dice que las situaciones no causan estas reacciones; simplemente sacan a la luz lo que ya es nuestra naturaleza.
Este es uno de los secretos del crecimiento espiritual. Cada vez que Dios me muestre, por mis reacciones, que soy una persona imperfecta, debo admitirlo delante de él y comenzar a trabajar en ello, entonces creceré espiritualmente. El espíritu de Dios me ayudará a ser un creyente maduro. Sin embargo, esto requiere y demanda una gran cantidad de franqueza conmigo mismo.
Que seamos fieles,
