Significado de PADRES APOSTÓLICOS Según La Biblia | Concepto y Definición

PADRES APOSTÓLICOS Significado Bíblico

¿Qué Es PADRES APOSTÓLICOS En La Biblia?

Grupo de escritores de la iglesia primitiva, algunos de los cuales conocieron a los apóstoles. Estos escritores no fueron agrupados ni se los denominó Padres Apostólicos hasta fines del siglo XVII. Esa primera colección, titulada Padres Apostólicos, incluía obras de Clemente, Ignacio, Policarpo, Bernabé y Hermas. Otras obras tales como la Didaché, Diogneto y Papías se han incluido frecuentemente en colecciones recientes. Los documentos (excepto Diogneto y Papías) se escribieron aproximadamente entre el 96 y 156 d.C., sin embargo no se aceptaron como parte del canon del NT. No obstante, el Códice Sinaítico (siglo IV) sí incluía la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas; y el Códice Alejandrino (siglo V) incluía las dos epístolas de Clemente.
La colección Padres Apostólicos incluye dos epístolas de Clemente, obispo de Roma (luego de Lino y Anacleto). La primera epístola, que data del año 96, se le escribió a la iglesia de Corinto para tratar problemas internos, específicamente la expulsión de los presbíteros por decisión de la congregación. Clemente invitó a la congregación a restituir a los presbíteros despedidos a quienes los apóstoles habían seleccionado. La epístola ilustraba la constante existencia de facciones dentro de la iglesia de Corinto aun después de que Pablo había tratado esos problemas en sus propias epístolas a dicha iglesia. Clemente también proporcionó la idea básica de la sucesión apostólica al argumentar que se debía restituir a los ancianos debido a que habían sido designados por los apóstoles en persona. La segunda epístola de Clemente era en realidad un sermón que exhortaba a los oyentes a vivir una vida piadosa y a permanecer fieles en vista de la venida final de Cristo. Eruditos recientes han cuestionado la autoría del sermón por parte de Clemente ya que ciertos elementos tal vez hayan estado dirigidos a los gnósticos, quienes no emergieron dentro de la iglesia hasta la mitad del siglo II.
La Didaché, o Enseñanza de los Doce Apóstoles, era un manual de la iglesia primitiva que data de entre el 100 y 110 d.C. Aunque esta obra anónima no se agrupó originariamente con la colección, ya que se descubrió a fines del siglo XIX, se ha llegado a aceptar como parte de los Padres Apostólicos. La obra comenzaba hablando de la conducta apropiada, tema que se desarrollaba como el “camino de vida” en contraposición con el “camino de muerte”. La segunda sección de la obra proporcionaba instrucciones para los líderes de la iglesia en cuanto a la manera de conducir las reuniones e indicándoles que, en caso de ser posible, debían bautizar por inmersión.
La colección contiene varias epístolas de Ignacio, obispo de Antioquía, que fue discípulo del apóstol Juan. Ignacio escribió estas epístolas alrededor del 115 d.C. durante su viaje a Roma, lugar donde padeció el martirio. Aunque existen numerosas epístolas, los eruditos en general han aceptado como auténticas solo las de las iglesias de Éfeso, Magnesia, Tralles, Roma, Filadelfia, Esmirna, y la epístola a Policarpo. Ignacio expresaba en estas epístolas su deseo de ser martirizado y afirmaba la humanidad de Cristo en oposición a la herejía del docetismo. Sus epístolas efectuaron dos contribuciones significativas al desarrollo de la teología católica romana. La primera se relaciona con la eucaristía, a la que Ignacio describe como la “carne de nuestro salvador Jesucristo” (Epístola a los Esmirneanos) y la “medicina de la inmortalidad, el antídoto contra la muerte” (Epístola a los Efesios). Estas ideas establecieron la base para el desarrollo de la eucaristía como sacramento y para la doctrina de la transustanciación. La segunda contribución se relaciona con la importancia que le otorga al obispado, como él indicó, “sigue al obispo tal como Jesucristo siguió al Padre” (Epístola a los Esmirneanos). Este concepto colaboró para respaldar la idea de la sucesión apostólica y la prominencia de la tradición dentro de la iglesia.
La colección contiene dos documentos relacionados con Policarpo, obispo de Esmirna y discípulo del apóstol Juan. El primero era una epístola escrita por Policarpo y enviada a la iglesia de Filipos. La carta, que data probablemente del 116 d.C., era ante todo una amalgama de citas de las Epístolas Pastorales, aunque no incluía información acerca del debate de si la Pascua se debía celebrar el día mismo de la resurrección o el domingo más próximo. El segundo documento relacionado con Policarpo era un relato de su martirio. Escrito en el 156, detallaba la muerte de Policarpo y describía los elementos míticos que rodearon su ejecución, tales como que su sangre extinguía el fuego que supuestamente tenía que consumirlo a él. Fue importante por el estímulo a permanecer fiel frente a la persecución, por la glorificación del martirio y por el uso del término “iglesia católica [es decir, ‘universal’]”.
La colección también incluye la Epístola de Bernabé, que no fue escrita por el Bernabé bíblico. Lo más probable es que la obra se haya producido alrededor del 135 en respuesta a la segunda rebelión judía encabezada por Bar Kokhba desde el 132 al 135. El escrito era de tono antijudío y describía elementos veterotestamentarios como el sacrificio de animales, la construcción del templo y la adhesión a la ley, diciendo que eran errores cometidos por los judíos, quienes no entendían la voluntad de Dios. Bernabé se apoyaba en la interpretación alegórica para demostrar que el AT enseñaba que el cristianismo era la religión verdadera y el judaísmo estaba basado en un malentendido humano.
El Pastor de Hermas fue escrito por un autor anónimo probablemente entre el 140 y el 150 d.C. Era una alegoría que enfatizaba la penitencia. Era importante por su mención de que solo hay un perdón de los pecados después del bautismo, idea que llevó a muchos cristianos a posponer el bautismo hasta encontrarse en su lecho de muerte, tal como sucedió con Constantino. Esa práctica finalmente llegó a constituirse en el sacramento de la extremaunción. Además, la obra presenta también la idea esencial del purgatorio.
En el siglo XX, los eruditos agregaron varias obras más a los Padres Apostólicos, aunque todavía existe desacuerdo en cuanto a qué agregados corresponden. Entre las obras agregadas se encuentra la Epístola a Diogneto, escrita por un autor anónimo a un receptor anónimo. Es difícil establecer la fecha de la obra, aunque se la ubica a fines del siglo II o principios del siglo III. Es una apología que argumenta los méritos del cristianismo sobre el judaísmo y el paganismo. Debido a la naturaleza de la obra, algunos eruditos prefieren clasificarla dentro de la literatura apologética en lugar de incluirla en los Padres Apostólicos. Algunos estudiosos consideran que las obras de Papías forman parte de la colección, aunque sus obras ya no existen. Papías fue discípulo del apóstol Juan y colaborador de Policarpo.
Los Padres Apostólicos permiten que los eruditos modernos observen los temas que trataba la iglesia primitiva. También los ayudan a trazar el desarrollo de las doctrinas católico romanas como la regeneración bautismal, la transustanciación y el purgatorio, las cuales se inician con los Padres. Además, las citas escriturales de los Padres Apostólicos no solo muestran qué porciones de las Escrituras utilizaba la iglesia primitiva sino que también proveen una idea de cómo esta iglesia interpretaba y utilizaba la Palabra de Dios.

Scott Drumm