Significado de PARÁBOLAS Según La Biblia | Concepto y Definición

PARÁBOLAS Significado Bíblico

¿Qué Es PARÁBOLAS En La Biblia?

Historias, en especial aquellas que Jesús relataba para dar una visión de la vida, principalmente la vida en el reino de Dios. Narración de un suceso fingido con el fin de compararlo con uno real y brindar una nueva perspectiva. Las parábolas utilizan figuras literarias como la metáfora o el símil, y frecuentemente las convierten en una historia breve para revelar una enseñanza o una verdad importante. Sin embargo, la parábola no es sinónimo de alegoría.
La diferencia entre parábola y alegoría radica en la cantidad de comparaciones. Una parábola puede transmitir otras imágenes e insinuaciones, pero posee solo un punto principal establecido mediante comparación básica o yuxtaposición interna. Por ejemplo, la parábola de la semilla de mostaza (Mar 4:30-32; Mat 13:31-32; Luc 13:18-19) compara o yuxtapone una semilla que al comienzo es microscópicamente pequeña con un arbusto que con el tiempo se hace enorme.
Una alegoría hace muchas comparaciones a través de una especie de mensaje codificado. Establece una relación entre dos áreas del discurso, proporcionando una serie de figuras que simbolizan una sucesión de verdades en otra esfera. Cada detalle es una metáfora por separado, o lo que algunos llaman un “criptograma”. Si eres uno de los que manejan cierta información, recibes el segundo mensaje o el que se pretendía enviar. De lo contrario, solo puedes seguir la historia superficial. Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift son una alegoría, como así también El progreso del peregrino de John Bunyan. En el AT, Ezequiel narra un incidente en la naturaleza acerca de grandes águilas y vides (Eze 17:3-8), y luego le asigna una aplicación alegórica a cada detalle (Eze 17:9-18).
La palabra “alegoría” nunca aparece en los Evangelios. La parábola es la figura fundamental que utilizó Jesús. Aunque ninguna parábola de los Evangelios sinópticos es una alegoría pura, algunas contienen aspectos alegóricos subordinados, como la de los labradores malvados (Mar 12:1-12; Mat 21:36-46; Luc 20:9-19). Incluso en la parábola de la semilla de mostaza, la breve alusión a las aves del cielo que hacen nido en sus ramas (Mar 4:32) puede ser un detalle alegórico, pero lo destacado de la parábola al establecer una comparación básica y única, sigue en pie y ayuda a la interpretación. Ver Alegoría.
Parábolas previas a Jesús
Aunque Jesús perfeccionó el arte oral de relatar parábolas, se pueden encontrar antecedentes en el AT y en fuentes seculares. El AT emplea la categoría más amplia de mashal, que se refiere a todas las expresiones que incluyen una comparación. Puede ser un proverbio (1Sa 10:12), un refrán (Miq 2:4), un acertijo complicado (Sal 78:2), una alegoría (Eze 24:3-4) o una parábola. Las historias de Jesús están ligadas a la herencia de las parábolas proféticas del AT (Isa 28:23-29; Isa 5:1-7; 1Re 20:39-43; Ecl 9:13-16; 2Sa 12:1-4).
Quizás el antecedente más interesante de las parábolas de Jesús provenga de las palabras de Natán a David. Natán le narró al desprevenido David la historia aparentemente inofensiva de un hombre rico y uno pobre que vivían en la misma ciudad (2Sa 12:1-4). El hombre pobre poseía una sola corderita a la que amaba como a una mascota, mientras que el rico tenía grandes rebaños; sin embargo, cuando el granjero rico tuvo que servir comida a un invitado, le quitó al pobre su única corderita para usarla en la cena. El narrador de la historia corría cierto riesgo mientras buscaba un momento de enseñanza para confrontar la vida del más famoso rey de Israel. Procuró bajar la guardia de David para cortar las ligaduras de hierro de su autoengaño y así quitarle la ceguera moral de los ojos. En un sentido, fue una trampa bien tendida, ya que David respondió con indignación moral y consecuentemente se condenó a sí mismo. Luego entonces, Natán aplicó la parábola al amorío que el rey había tenido con Betsabé (2Sa 12:5-14). Esta parábola crucial y otras del AT pertenecen a la misma tradición en la que permaneció nuestro Señor.
Antes del tiempo de Jesús, la parábola también era reconocida como forma literaria en los escritos de los griegos sobre retórica. El famoso escritor Homero incluyó 189 parábolas en La Ilíada y 39 más en La Odisea. El discurso poético de Platón era rico en símiles que se entrelazaban en su discurso, pero no eran unidades tan independientes como las de Jesús. Algunas ilustraciones de Sócrates fueron parabólicas. Aristóteles reconocía el lugar que ocupó la parábola en sus escritos.
Los estudiosos de la Biblia no concuerdan en cuanto a si los rabinos anteriores a Jesús usaron parábolas. Eruditos como C. A. Bugge y Paul Fiebig señalan numerosas parábolas rabínicas que datan de comienzos del siglo I d.C. Otros, como Jeremías, no hallan prácticamente ninguna hasta después de los días de Jesús. Nosotros sí tenemos conocimiento de parábolas de los rabinos inmediatamente posteriores a la época de Jesús, y reconocemos que las de Jesús no solo son mucho más convincentes sino que además están centradas en el reino venidero de Dios en lugar de enfocar la atención en la exposición de la Ley o Torá como en la caso de las parábolas rabínicas.
Las parábolas que usó Jesús
Muchas parábolas surgieron de situaciones conflictivas que surgían cuando Jesús respondía a críticas religiosas. Estas parábolas de respuesta, por lo general para fariseos y pecadores simultáneamente, desenmascaraban y ponderaban. Jesús desenmascaraba la pretensión de superioridad moral de sus críticos y exaltaba el reino de Dios. Cuando a Juan el Bautista lo importunaron por ser demasiado austero, y a Jesús por ser frívolo, este último respondió con la parábola de los niños que jugaban (Mat 11:16-19; Luc 7:31-35) a fin de desenmascarar la incongruencia de la crítica. En Su parábola más famosa, ensalzó el amor perdonador del padre y desenmascaró la crítica hostil del rencoroso hermano mayor (Luc 15:11-32).
En realidad, Jesús interpretaba Su ministerio y Su lugar en la historia de la salvación a través de parábolas. Se dirigió a diferentes públicos: multitudes, discípulos y críticos con propósitos definidos. Sin duda, tanto el narrador como la narración son importantes. Es decir, el que Jesús fuera el autor afecta el significado. Como Él interpretaba Su ministerio a través de parábolas, algunas veces estas tienen cierta “penetración cristológica”. El mismo Jesús aparece de manera indirecta en la historia (Mar 3:23-27). Las parábolas no son meros relatos ingeniosos, sino proclamas del evangelio. El que escucha debe responder, y a través de la historia, se lo invita a tomar una decisión acerca del reino y del Rey. La parábola de los labradores malvados (Mar 12:1-12) representó una ostensible confrontación.
Estas historias pusieron en problemas a Jesús porque hacía encubiertas declaraciones de Su realeza y desenmascaraba la hipocresía reinante en la jerarquía religiosa. Las parábolas desafiantes de Jesús y las aseveraciones sobre Su reino condujeron al Señor a la crucifixión.
Las diferentes clases de parábolas de Jesús
Jesús podía convertir los oídos de la gente en ojos, algunas veces con una imagen estática y otras con una imagen móvil. Pronunció dichos parabólicos refiriéndose a la sal de la tierra (Mat 5:13) o a arrojar perlas a los cerdos (Mat 7:6). Estas parábolas incipientes o gérmenes de parábolas eran, por lo general, anécdotas con una apelación pintoresca a la imaginación. Cabe destacar que en el Evangelio de Juan no hay parábolas; sí se incluyen trece dichos parabólicos.
Jesús también relató parábolas sencillas que representaban un elaborado cuadro en una historia. Estos cuadros ampliados representaban una situación general que surgía de una experiencia típica y que apelaba al sentido común. Casi siempre se refieren específicamente al reino de Dios y se inician con la frase: “El reino de Dios es semejante a…” Son ejemplos las parábolas “en pares” del tesoro y la perla (Mat 13:44-46), del constructor de la torre y del rey que va a la guerra (Luc 14:28-32), y de la oveja y la moneda perdida (Luc 15:3-10). Estos son símiles ampliados.
Además, Jesús relató Sus famosas parábolas narrativas que representaban una situación específica y que, generalmente, en la primera oración incluían la referencia a cierta persona. Mientras que Mateo registra gran cantidad de dichos parabólicos, Lucas contiene numerosas parábolas narrativas, como la del mayordomo injusto (Luc 16:1-8), la del buen samaritano (Luc 10:30-37) y la del rico necio (Luc 12:16-21). Una parábola narrativa es una historia compuesta por una o más escenas, extraída de la vida diaria pero orientada hacia una circunstancia inusual y decisiva.
Consideraciones literarias especiales
Las parábolas narrativas y las parábolas simples hacen un total de más de 40 ejemplos. Hay ciertas metáforas recurrentes. Por ejemplo, las parábolas de las semillas como la del sembrador, la de la que crece por sí sola y la de la semilla de mostaza en Mar 4:1-41 concentran la atención en la naturaleza del reino venidero. Las parábolas que hablan de amos y siervos reflejan un tiempo de juicio decisivo. Las parábolas de reyes y reinos, especialmente en Mateo, representan la soberanía del juicio y de la gracia divina. Las parábolas de los dueños de casa representan una figura de autoridad cuyo propósito es resistido o rechazado, pero cuya voluntad, sin embargo, finalmente se impone. Esta última categoría señala la realidad del rechazo a la voluntad de Dios que, por un lado, es perfectamente posible debido a la provisión divina de la libertad pero, por el otro, señala la insistencia divina en el triunfo final de Su propósito de amor.
Al prestar debida atención a la forma de las parábolas, surge la prominencia del formato de preguntas, las parábolas de negación y el lugar del discurso directo. Jesús pretendía involucrar a sus oyentes, por lo tanto, elaboró muchas parábolas que llevaban a una gran pregunta. La parábola del siervo y su salario se desarrolla con dos preguntas (Luc 17:7-10). La parábola del mayordomo injusto (Luc 16:1-8) incluye cuatro preguntas. Estas interrogaciones dentro de las parábolas muchas veces definen un dilema (Luc 12:20; Mar 12:9) o instan a dar la aprobación en un área de la vida que conduce a otra.
Las parábolas de negación expresan la intención de un personaje de no hacer lo que se le pide. El hermano mayor se negó a entrar en las festividades en honor al hijo pródigo (Luc 15:28), y los invitados a la boda rechazaron la invitación para asistir a la fiesta de celebración (Mat 22:3). Estos y otros ejemplos de negarse a hacer la voluntad de Dios reconocen la realidad del orgullo, de la testarudez, de la hipocresía y del rechazo humano que enfrentó Jesús durante Su ministerio.
El discurso directo también es relevante en muchas parábolas porque les da vida a las historias. La parábola casi siempre transmite la idea a través de una conversación, especialmente en las últimas líneas. Es probable que Jesús expresara las frases de cada personaje del relato de manera sumamente animada, y que incluso las interpretara con distintos tonos de voz.
El tema común en las parábolas de Jesús
La gran tesis de Jesús se centra en el reino de Dios (Mar 1:15). Cada parábola explora y expande el tema. La realeza de Dios o de Yahvéh se puede encontrar primero en el AT (Sal 24:9-10; Isa 6:5). Dan 4:1-37 proclama la soberanía divina sobre los reinos seculares, y los Diez Mandamientos requieren completa obediencia a Dios.
Jesús elevó el tema a nuevas dimensiones y, a través de Sus parábolas, representó la naturaleza del reino (Mar 4:26-29), la gracia del reino (Luc 18:9-17), la crisis (Luc 12:54-56) y las condiciones del reino tales como el compromiso (Luc 14:28-30), el perdón (Mat 18:23-35) y la compasión (Luc 10:25-37).
Las parábolas, además, proclaman el reino como un reino ético, empírico o existencial, escatológico y evangelizador. Varias parábolas acentúan las preocupaciones éticas, como la actitud hacia el prójimo (Luc 18:9-14; Luc 15:25-32; Mat 18:23-35). Jesús insistió en un comportamiento religioso en las relaciones. El llamado vehemente al arrepentimiento expresado en muchas parábolas requiere una reorientación moral y espiritual de la vida para que gire en torno al reino.
Muchas parábolas alcanzan el nivel de experiencia compartida e iluminan la vida. Jesús pudo delatar una vida pálida o petrificada. Pudo transmitir la conmovedora experiencia de estar perdido en un país lejano y luego reflexionar y regresar a casa (Luc 15:17). Sus parábolas dejaron al descubierto la vida carente de autenticidad, egoísta y avara (Luc 12:13-21; Luc 16:19-31).
Tal como Jesús lo proclamaba en Sus parábolas, Dios había irrumpido en la historia. Lo anunció con urgencia. En la parábola del rico necio hizo que los oyentes consideraran una perspectiva del otro mundo (Luc 12:13-21). Previó la venida futura del reino (Mat 13:8; Mat 13:30; Mat 13:32; Mat 13:39).
Las parábolas son evangelísticas porque procuraban estimular una decisión y cambiar una vida. Invitaban a los oyentes a arrepentirse y a creer. El propósito era despertar fe. La fe del narrador era contagiosa. El fragmento sobre el hermano mayor (Luc 15:25-32) no concluye sino que tiene un final abierto. Pudo haber decidido tragarse el orgullo, activar el espíritu perdonador, ponerse los zapatos de baile y unirse a la fiesta.
Parábolas sin palabras
Al igual que los profetas, Jesús representó algunos de los mensajes que quiso transmitir. Sus acciones parabólicas mostraban arrojo. Por ejemplo, de su gran grupo de seguidores escogió a un grupo especial de doce discípulos (Mar 3:13-19), que simbolizaban la creación de un nuevo Israel. Como amigo de los pecadores a lo largo de todo Su ministerio, Jesús recibió gentilmente a los marginados espirituales y sociales, indicando así la gracia amorosa del Padre. Maldijo a la higuera (Mar 11:12-14; Mar 11:20-21) como señal del juicio divino de Israel. Entró a Jerusalén como humilde rey el primer domingo de ramos, y así cumplió la expectativa de Zacarías. Limpió el templo (Mar 11:15-19), lo cual declaraba la voluntad de Dios de que Israel fuera la luz de las naciones. En la última cena, al romper el pan y verter el vino, proclamó con mini parábolas el sacrificio de amor del Calvario.
La perspectiva de la vida en las parábolas
Algunas historias tienen relevancia pastoral, y otras relevancia profética. Tienen a la vez azúcar y acero. La parábola de la semilla de mostaza habla pastoralmente de terminar con la desesperación, y la parábola de la viuda insistente (Luc 18:1-8) nos alienta a perseverar. La parábola de la higuera estéril (Luc 13:6-9) habla proféticamente en cuanto a las prioridades nacionales; la de los labradores malvados aborda el tema de los líderes religiosos arrogantes; la parábola del rico necio confronta la falsa confianza en el materialismo. A través de la parábola del fariseo y del recaudador de impuestos, la gracia divina contempla a dos personas que oraban en el templo y las apariencias sufren una fuerte sacudida. ¡La gracia brilla en la adoración y se produce la revelación! Ver Jesús; Reino de Dios.

Peter Rhea Jones