¿Cómo vivir con más gozo en tiempos difíciles? Una mirada a las enseñanzas de Jesús

Jesús dijo: «Les he dicho estas cosas para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa» (Juan 15:11).

¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? ¿Cómo podemos tener su gozo en medio de las dificultades y los problemas de la vida? La clave está en cambiar nuestras expectativas.

Muchas veces nos estresamos y nos frustramos porque esperamos que las cosas sean de una manera y resultan ser de otra. Queremos que todo salga perfecto, que todos nos traten bien, que no haya contratiempos ni inconvenientes. Pero la realidad es que vivimos en un mundo imperfecto, donde hay sufrimiento, injusticia, maldad y pecado. Si no aceptamos esta realidad, siempre estaremos decepcionados y amargados.

Dios no quiere que vivamos así. Él quiere que tengamos su gozo, que es una alegría profunda, duradera y sobrenatural. Una alegría que no depende de las circunstancias, sino de su amor, su gracia y su presencia. Una alegría que nos da paz, esperanza y fuerza para enfrentar cualquier situación.

¿Cómo podemos tener este gozo? Siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Jesús. Él nos mostró cómo vivir con una actitud de fe positiva, confiando en el Padre, sirviendo a los demás, perdonando a los enemigos, dando gracias en todo y buscando el reino de Dios por encima de todo.

Si queremos experimentar el gozo que Jesús prometió, hagamos estas dos cosas:

1) Reconozcamos que nuestro estrés y nuestra frustración se deben principalmente a cómo hemos decidido que debe ser nuestra vida. No somos dueños de nuestra vida, sino administradores de lo que Dios nos ha dado. No tenemos el control de todo, sino que dependemos de su providencia. En lugar de exigir, debemos estar agradecidos por todo lo que recibimos.

2) Reconozcamos que nuestras expectativas son la causa de gran parte de nuestra decepción. No esperemos que las cosas sean siempre como queremos, sino como Dios quiere. No esperemos que todo el mundo sea amable; cuando algunos lo sean, estemos agradecidos. No queramos que nuestro día esté libre de problemas; cuando lleguen, elevemos los ojos y digamos: “Gracias, Señor, por otra oportunidad de crecer”.

Adelante, probemos este cambio de actitud en fe y veremos cómo mejora nuestra vida. En lugar de nadar contra la corriente, aprendamos a fluir con ella. Pronto descubriremos que disfrutamos más de la vida. Y no solo eso: los demás también disfrutarán más con nosotros.

Algunos versículos Bíblicos para entender más este tema: Daniel 11-12, Mateo 5:1-5, Salmos 144:9-15, Proverbios 10:22-23