JESÚS RESUCITA AL HIJO DE UNA VIUDA (LUCAS 7:11–17)
Lucas 7:11–17 ( RVR 1960)
11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.
17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.
INTRODUCCIÓN
Muy bien, estaremos en Lucas 7, empezando en el versículo 11. Si tienen sus biblias, por favor ábranlas a ese pasaje.
Dios Padre, al abordar una sección tan devastadora de las Escrituras, pido que Tú nos dejes devastados. Al abordar una sección tan liberadora de las Escrituras, pido que Tú nos liberes. Al abordar una sección tan levantadora de las Escrituras, pido que Tú nos des esperanza y fe para el día de nuestra propia resurrección. Y Dios, te pido y te invito, Espíritu Santo, que seas con nosotros, para que lleguemos a conocer a Jesús, si es que aún no lo conocemos. Que confiemos en Él de manera completa y necesaria. Y Señor Dios, que vengamos a adorarle si es que se nos hace difícil por causa del sufrimiento. Y pedimos que nos colmes de Tu gracia, en el Nombre bueno de Jesús, Amén.
Hoy vamos a ver la historia de un hombre muerto. Así que empezaré con esta pregunta: ¿Recuerda el primer funeral al que usted asistió? ¿La primera persona que murió, que usted amaba? Aún recuerdo el primer sepelio al que asistí. Tenía 10 años de edad. Mi abuelito Jorge había muerto. Yo amaba mucho a mi abuelito Jorge. Todos mis recuerdos de mi abuelito Jorge son maravillosos. Arriba, cerca de mi cuarto, hay una foto suya. Me acuerdo de él a cada rato. Les cuento a mis hijos historias del abuelito Jorge. Era amoroso, divertido. Siempre me la pasaba en su casa. Íbamos a desayunar, salíamos juntos, armábamos cosas. Recuerdo cuando me estaba enseñando a montar en bicicleta que era demasiado grande, y que casi me mato.
Recuerdo lo bueno que era para enseñarme a usar las herramientas para cortar madera y construir cosas. Él hizo mi primer cesto de básquetbol. Y aun recuerdo cuando fui a su velatorio. Como solo tenía 10 años, en realidad nunca había pensado en la muerte, nunca pensé que mi abuelito Jorge se fuera a morir. Y recuerdo que después del entierro, regresé a casa, y cada vez que lanzaba el balón de básquet, me parecía raro que el tablero del cesto que yo había armado con mi abuelito hubiera vivido más que él.
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