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miércoles, julio 17, 2024
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    1 Tesalonicenses 4 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion

    La vida que agrada a Dios

    1. Por lo demás, hermanos, os rogamos y os exhortamos en el Señor Jesús a que, a partir de lo que aprendisteis de nosotros sobre cómo comportaros y agradar a Dios, así lo hagáis y que continuéis progresando.

    2. Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.

    3. Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación,

    4. que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor,

    5. y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.

    6. Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de él en este punto, pues el Señor se vengará de todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos,

    7. pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad.

    8. Así pues, el que esto desprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os hace don de su Espíritu Santo.

    9. En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, ya que vosotros habéis sido instruidos por Dios para amaros mutuamente.

    10. Y lo practicáis bien con los hermanos de toda Macedonia. Pero os exhortamos, hermanos, a que sigáis progresando más y más,

    11. y a esmeraros en vivir con tranquilidad, ocupándoos en vuestros asuntos, y trabajando con vuestras manos, como os lo tenemos ordenado,

    12. a fin de que viváis dignamente ante los de fuera, y no necesitéis de nadie.

    La venida del Señor

    13. Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza.

    14. Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús.

    15. Os decimos esto como palabra del Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron.

    16. El mismo Señor bajará del cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.

    17. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.

    18. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.