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miércoles, julio 17, 2024
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    Eclesiastés 10 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion

    Excelencia de la sabiduría

    1. Una mosca muerta pudre una copa de ungüento de perfumista; cuenta más un poco de necedad que sabiduría y honor.

    2. El sabio tiene el corazón a la derecha, el necio tiene el corazón a la izquierda.

    3. Además, en cualquier camino que tome el necio, su entendimiento no le da de sí y dice de todo el mundo: "Ése es un necio."

    4. Si el enojo del que manda se abate sobre ti, no abandones tu puesto, que la flema libra de graves yerros.

    5. Otra calamidad he visto bajo el sol, un error que emana de la autoridad:

    6. La necedad ocupando altas dignidades, mientras los ricos se sentaban abajo.

    7. He visto siervos a caballo y príncipes que iban a pie, como los siervos.

    8. El que cava una fosa cae en ella, y al que rompe el muro le muerde la culebra.

    9. El que saca piedras se lastima con ellas, el que raja maderos puede hacerse daño.

    10. Si se embota el hacha y no se afilan sus caras, hay que aumentar el esfuerzo: también supone ventaja hacer uso de la maña.

    11. Si pica la culebra por falta de encantamiento, nada gana el encantador.

    12. Las palabras del sabio agradan, los labios del necio lo arruinan.

    13. Empieza diciendo necedades, para acabar en funesta locura.

    14. El necio habla y habla sin control, pero el hombre no sabe lo que va venir, y el remate de todo, ¿quién puede pronosticárselo?

    15. La fatiga acaba con el necio, pues ni siquiera sabe ir a la ciudad.

    16. ¡Ay del país donde reina un chiquillo, cuyos príncipes madrugan para sus banquetes!

    17. ¡Dichoso el país donde reina un hidalgo, cuyos príncipes comen a su hora, por recobrar el vigor y no por banquetear!

    18. Por estar mano sobre mano se desploma el techo, y por brazos caídos la casa se viene abajo.

    19. Para holgar preparan su banquete, y el vino alegra la vida, y el dinero todo lo allana.

    20. Ni aun en tu interior faltes al rey, ni en tu propia alcoba faltes al rico, que un pajarito corre la voz, y un ser alado cuenta la cosa.