32.6 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Eclesiastés 5 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion

    La insensatez de hacer votos a la ligera

    1. Que no se precipiten tus labios ni se apresure tu corazón al pronunciar una palabra ante Dios. Dios está en el cielo, pero tú en la tierra: sean por tanto pocas tus palabras.

    2. Las muchas preocupaciones afloran en los sueños, y en las muchas palabras la voz del necio.

    3. Si haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, pues no le agradan los necios. El voto que has hecho, cúmplelo.

    4. Es mejor no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos.

    5. No permitas que tu boca haga de ti un pecador, y luego digas ante el Mensajero que fue inadvertencia. ¿Por qué dar a Dios la ocasión de irritarse contra ti y de arruinar lo que haces?

    6. Cuantos más sueños, más vanidades y palabrería. Pero tú teme a Dios.

    7. Si en la región ves al pobre oprimido y violados el derecho y la justicia, no te asombres por eso. Se te dirá que una dignidad vigila sobre otra dignidad, y otras más dignas sobre ambas.

    La vanidad de la vida

    8. Se invocará el interés común y el servicio del rey.

    9. Quien ama el dinero, no se harta de él; para quien ama la abundancia, no bastan ganancias. También esto es vanidad.

    10. A muchos bienes, muchos que los devoren; ¿de qué otra cosa sirven a su dueño más que de espectáculo para sus ojos?

    11. Dulce es el sueño del obrero, coma poco o coma mucho; pero al rico la hartura no le deja dormir.

    12. Hay un grave mal que yo he visto bajo el sol: riqueza guardada para su dueño, que sólo sirve para su mal.

    13. Pierde las riquezas en un mal negocio, y el hijo que engendra se queda con las manos vacías.

    14. Como salió del vientre de su madre, desnudo volverá, como ha venido; y nada podrá sacar de las fatigas de sus manos.

    15. También esto es grave mal: que tal como vino, se vaya; y ¿de qué le vale fatigarse para el viento?

    16. Todos los días pasa en oscuridad, pena, fastidio, enfermedad y rabia.

    17. Esto he experimentado: lo mejor para el hombre es comer, beber y disfrutar en medio de sus fatigas y afanes bajo el sol, en los contados días de la vida que Dios le concede; porque ésta es su paga.

    18. Además, cuando Dios concede a un hombre riquezas y tesoros, le deja disfrutar de ellos, tomar su porción y holgarse en medio de sus fatigas, esto sí que es don de Dios. No recordará mucho los días de su vida, mientras Dios le llena de alegría el corazón.

    19.

    20.