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miércoles, julio 17, 2024
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    Lamentaciones 4 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion

    El castigo de Sion consumado

    1. ¡Qué deslucido quedó el oro, qué pálido el oro más fino! Las piedras sagradas están esparcidas por las esquinas de todas las calles. Bet.

    2. Los nobles hijos de Sión, valiosos lo mismo que el oro, ¡cuentan como vasos de arcilla, obra de manos de alfarero! Guímel.

    3. Hasta los chacales desnudan las ubres para dar de mamar a sus cachorros; mas la capital de mi pueblo se ha vuelto cruel como las avestruces del desierto. Dálet.

    4. La lengua del niño de pecho se pega de sed al paladar; los pequeñuelos piden pan: no hay quien se lo reparta. He.

    5. Los que comían manjares deliciosos desfallecen en medio de las calles; los que se criaron entre púrpura revuelven los estercoleros. Vau.

    6. La culpa de la capital supera al pecado mismo de Sodoma, que fue aniquilada en un instante sin que mano humana interviniera. Zain.

    7. Sus nazireos, limpios como la nieve, eran más blancos que la leche; su cuerpo más rojo que el coral, era un zafiro su figura. Jet.

    8. Más negro es su semblante que el hollín, nadie ya los reconoce por las calles; su piel, pegada a sus huesos, seca está como madera. Tet.

    9. Más dichosos son los muertos a espada que los muertos por el hambre, que extenuados sucumben, por falta de alimento. Yod.

    10. Manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: triste alimento para ellas mientras sucumbe la capital. Kaf.

    11. Yahvé apuró su furor, derramando el ardor de su cólera; encendió un fuego en Sión que ha devorado sus cimientos. Lámed.

    12. Nunca creyeron los reyes de la tierra ni cuantos habitan en el mundo, que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén. Mem.

    13. ¡Fue por los pecados de sus profetas, por las culpas de sus sacerdotes, que en medio de ella derramaron sangre de gente inocente! Nun.

    14. Vagaban por las calles como ciegos, todos manchados de sangre, sin que nadie pudiera tocar sus vestidos. Sámek.

    15. "¡Apartaos! ¡Impuro!", les gritaban, "¡Apartaos, apartaos! ¡No tocar!" Si erraban por naciones, se decía: "¡No seguirán de huéspedes aquí!" Pe.

    16. El Rostro de Yahvé los dispersó, para no volver a mirarlos. Los sacerdotes no fueron respetados, no hubo piedad para los ancianos. Ain.

    17. Nuestros ojos se iban consumiendo esperando un socorro: ¡ilusión! Oteábamos desde nuestros oteros a un pueblo incapaz de salvar. Sade.

    18. Nuestros pasos eran vigilados, nos prohibían andar por las plazas. Cerca estaba nuestro fin, cumplidos nuestros días, sí, llegaba nuestro fin. Qof.

    19. Nos perseguían hombres veloces, más que las águilas del cielo; nos iban acosando por los montes, en el desierto nos tendían celadas. Res.

    20. Nuestro aliento, el ungido de Yahvé, ha quedado preso en sus trampas. De él decíamos: "¡A su sombra viviremos entre las naciones!" Sin.

    21. ¡Disfruta, exulta, capital de Edom, que habitas en el país de Us! ¡También a ti llegará la copa: te embriagarás y te desnudarás! Tau.

    22. ¡Has expiado tu culpa, capital de Sión; ya no volverá a desterrarte! ¡Pero castigará tu culpa, capital de Edom, pondrá al desnudo tus pecados! Álef.