30.7 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    2 Corintios 2 - Biblia de Jerusalén 1998

    1. En mi interior tomé la decisión de no ir otra vez con tristeza a vosotros.

    2. Porque si yo os entristezco, ¿quién podría alegrarme sino el que se ha entristecido por mi causa?

    3. Y si os escribí aquello, fue para no entristecerme a mi ida, a causa de los mismos que deberían procurarme alegría, convencido respecto de todos vosotros de que mi alegría es la alegría de todos vosotros.

    4. Efectivamente, os escribí en una gran aflicción y angustia de corazón, con muchas lágrimas, no para entristeceros, sino para que conocierais el amor desbordante que a vosotros os tengo.

    Pablo perdona al ofensor

    5. Pues si alguien me ha causado tristeza, no es a mí solo a quien se la ha causado; sino en cierto sentido - para no exagerar - a todos vosotros.

    6. Bastante es para ese tal el castigo infligido por la mayoría;

    7. por lo que es mejor que le perdonéis más bien, y le animéis no sea que se hunda en una excesiva tristeza.

    8. Os suplico, pues, que hagáis prevalecer la caridad para con él.

    9. Os escribí también con la intención de probaros y ver si vuestra obediencia era perfecta.

    10. A quien vosotros perdonéis, también yo le perdono. Pues lo que yo perdoné - si algo he perdonado - fue por vosotros en presencia de Cristo,

    11. para no ser engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos.

    Ansiedad de Pablo en Troas

    12. Llegué, pues, a Tróade para predicar el Evangelio de Cristo, y aun cuando se me había abierto una gran puerta en el Señor,

    13. mi espíritu no tuvo punto de reposo, pues no encontré a Tito, mi hermano, y, despidiéndome de ellos, salí para Macedonia.

    Triunfantes en Cristo

    14. ¡Gracias sean dadas a Dios, que nos asocia siempre a su triunfo en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento!

    15. Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden:

    16. para los unos, olor de "muerte" que mata; para los otros, olor de "vida" que vivifica. Y ¿quién es capaz de esto?

    17. Ciertamente no somos nosotros como muchos que negocian con la palabra de Dios. Antes bien, con sinceridad y como de parte de Dios y delante de Dios, hablamos en Cristo.