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    2 Reyes 18 - Biblia de Jerusalén 1998

    Reinado de Ezequías

    1. En el año tercero de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Ajaz, rey de Judá.

    2. Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía, hija de Zacarías.

    3. Hizo lo recto a los ojos de Yahvé, exactamente como David, su padre.

    4. Él fue quien retiró los santuarios, derribó las estelas y cortó los cipos sagrados. Hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues hasta entonces los israelitas habían quemado incienso en su honor; la llamaban Nejustán.

    5. Puso su confianza en Yahvé, Dios de Israel, y no hubo entre todos los reyes de Judá ninguno semejante a él, ni antes ni después de él.

    6. Se arrimó a Yahvé y no se apartó de él, guardando los mandamientos que Yahvé había mandado a Moisés.

    7. Yahvé estuvo con él y tuvo éxito en todas sus empresas; se rebeló contra el rey de Asiria y le negó vasallaje.

    8. Él fue quien derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las atalayas de vigía hasta las ciudades amuralladas.

    Caída de Samaria

    9. En el año cuarto del rey Ezequías, que era el séptimo de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, marchó Salmanasar, rey de Asiria, contra Samaría y la cercó.

    10. Al cabo de tres años la conquistó. Era el año sexto de Ezequías, el noveno de Oseas, rey de Israel, cuando Samaría fue conquistada.

    11. El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria, instalándolos en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de los medos.

    12. Esto sucedió porque no escucharon la voz de Yahvé, su Dios, y violaron su alianza, todo cuanto había ordenado Moisés, siervo de Yahvé. No obedecieron y no lo pusieron en práctica.

    Senaquerib invade a Judá

    13. En el año catorce del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, marchó contra todas las ciudades amuralladas de Judá y se apoderó de ellas.

    14. Ezequías, rey de Judá, envió este mensaje a Senaquerib, a Laquis: "He cometido un error; retírate de mí y soportaré cuanto me impongas." El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, el tributo de trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.

    15. Ezequías entregó todo el dinero que se encontraba en el templo de Yahvé y en los tesoros del palacio real.

    16. En aquella ocasión Ezequías rompió las puertas del santuario de Yahvé y los batientes que Ezequías, rey de Judá, había revestido de oro, y los entregó al rey de Asiria.

    17. El rey de Asiria despachó al copero mayor desde Laquis a Jerusalén, donde el rey Ezequías, con un fuerte destacamento. Avanzó sobre Jerusalén y, nada más llegar, tomó una posición próxima al canal de la Alberca Superior, junto al camino del Campo del Batanero.

    18. Llamaron al rey y salieron hacia ellos el mayordomo de palacio, Eliaquín, hijo de Jilquías, el secretario Sebná y el heraldo Joaj, hijo de Asaf.

    19. El copero mayor les dijo: "Decid a Ezequías: Así habla el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué seguridad es ésa en la que has puesto tu confianza?

    20. Has pensado para ti: "La palabra de los labios es consejo y valor para la guerra". Pero, ¿en quién confías para haberte rebelado contra mí?

    21. Te has confiado al apoyo de esa caña rota que es Egipto, que penetra y traspasa la mano de quien se apoya en ella. Eso es el faraón, rey de Egipto, para todos los que en él confían.

    22. Pero si me replicáis: "Nosotros confiamos en Yahvé, nuestro Dios", entonces, ¿no es ése el dios cuyos santuarios y altares retiró Ezequías, ordenando a Judá y Jerusalén: "Daréis culto sólo en Jerusalén, ante este altar"?

    23. Haced, pues, una apuesta con mi señor, el rey de Asiria: Te daré dos mil caballos si eres capaz de agenciarte jinetes para ellos.

    24. ¿Te crees capaz de ofender aunque sea a uno solo de los siervos más insignificantes de mi señor? ¡Te fías de Egipto para disponer de carros y caballería!

    25. ¿Crees que he venido a destruir este lugar sin contar antes con Yahvé? Yahvé es quien me ha dicho: Marcha contra esa tierra y destrúyela."

    26. Eliaquín, Sebná y Joaj dijeron al copero mayor: "Por favor, háblanos a nosotros, tus siervos, en arameo, que lo entendemos; no nos hables en el hebreo de Judá y a oídos del pueblo que está en la muralla."

    27. El copero mayor respondió: "¿Crees que es a tu señor o a ti a quienes me envía mi señor a decir estas cosas? Es precisamente a los hombres que se asoman en la muralla, quienes como vosotros habrán de comerse sus excrementos y beberse su orina."

    28. El copero mayor se puso en pie y gritó a toda voz en el hebreo de Judá: "Escuchad la palabra del Gran Rey, rey de Asiria.

    29. Así habla el rey: No os engañe Ezequías, que no podrá libraros de mi mano.

    30. Que Ezequías no os haga confiar en Yahvé diciendo: "Yahvé nos librará; esta ciudad no caerá jamás en manos del rey de Asiria."

    31. No hagáis caso a Ezequías, porque así habla el rey de Asiria: Haced las paces conmigo y salid hacia aquí. Así cada uno de vosotros podrá comer de su viña y de su higuera y beber del agua de su cisterna,

    32. hasta que llegue yo y os conduzca a una tierra como la vuestra, tierra de trigo y mosto, de pan y de vino, de aceite y de miel, para que viváis y no muráis. Pero no hagáis caso a Ezequías, que os engaña diciendo: "Yahvé nos librará."

    33. ¿Es que los dioses de las demás naciones han podido librar sus territorios del poder del rey de Asiria?

    34. ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarváin, de Hená y de Avá? ¿Han podido (los dioses de Samaría) librar a Samaría de mi mano?

    35. ¿Qué dioses, de entre todos los dioses de las naciones, han librado sus territorios de mi poder, como para que Yahvé pueda librar a Jerusalén de mi mano?"

    36. El pueblo callaba, sin responder palabra, pues el rey había ordenado: "No le respondáis."

    37. Eliaquín, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, y el secretario Sebná y el heraldo Joaj, hijo de Asaf, se presentaron ante Ezequías, con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron lo dicho por el copero mayor.