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miércoles, julio 17, 2024
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    Cantares 8 - Biblia de Jerusalén 1998

    1. ¡Ah, si fueras mi hermano, criado a los pechos de mi madre! Podría besarte en plena calle, sin miedo a los desprecios.

    2. Te llevaría, te metería en casa de mi madre y tú me enseñarías. Te daría vino aromado, beberías el licor de mis granadas.

    3. Su izquierda está bajo mi cabeza, me abraza con la derecha.

    4. Os conjuro, muchachas de Jerusalén, que no despertéis ni desveléis, a mi amor hasta que quiera.

    El poder del amor

    5. ¿Quién es ésta que sube del desierto, apoyada en su amado? Debajo del manzano te desperté, allí donde tu madre te concibió, donde concibió la que te dio a luz.

    6. Ponme como sello en tu corazón, como un sello en tu brazo. Que es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el Seol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llamarada de Yahvé.

    7. No pueden los torrentes apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera su patrimonio a cambio de amor, quedaría cubierto de baldón.

    8. Tenemos una hermanita sin pechos todavía. ¿Qué haremos con nuestra hermana el día que se hable de ella?

    9. - Si es una muralla, la coronaremos de almenas de plata; si es una puerta, la reforzaremos con barras de cedro.

    10. - Yo soy una muralla, mis pechos, como torres. Así seré para él como quien ha hallado la paz.

    11. Salomón tenía una viña plantada en Baal Hamón. Encomendó la viña a los guardas, cada uno le traía por sus frutos mil siclos de plata.

    12. Mi viña, la mía, está aquí; los mil siclos, Salomón, para ti; y da doscientos a los guardas.

    13. ¡Oh tú, reina de los jardines, mis compañeros escuchan tu voz!: ¡deja que también la oiga yo!

    14. ¡Huye, amado mío, imita a una gacela o a un joven cervatillo, por los montes perfumados!