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    Daniel 6 - Biblia de Jerusalén 1998

    Daniel en el foso de los leones

    1. Y Darío el Medo, que tenía sesenta y dos años, se apoderó del reino.

    2. Darío decidió nombrar en su reino ciento veinte sátrapas para que gobernasen el reino,

    3. bajo el mando de tres ministros - entre los que estaba Daniel -, a quienes los sátrapas debían rendir cuentas, con el fin de impedir el menoscabo de los intereses del rey.

    4. Daniel sobresalía entre los ministros y los sátrapas por sus extraordinarias dotes, por lo que el rey proyectaba ponerlo al frente de todo el reino.

    5. Entonces los ministros y los sátrapas se pusieron a buscar algún motivo de acusación contra Daniel en lo referente a la administración del reino; pero no pudieron encontrar ningún indicio de acusación o falta, pues era leal y no se le podían reprochar negligencias o irregularidades.

    6. Y aquellos hombres se dijeron: "No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel si no es en materia de observancia religiosa."

    7. Los ministros y sátrapas se presentaron, pues, inmediatamente ante el rey y le dijeron: "¡Viva el rey Darío por siempre!

    8. Todos los ministros del reino, prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores aconsejan unánimemente que se promulgue un edicto real con esta prohibición: Todo aquel que en el plazo de treinta días dirija una oración a cualquier dios u hombre, fuera de ti, majestad, será arrojado al foso de los leones.

    9. Así pues, majestad, sanciona esta prohibición y firma el edicto, para que no se modifique, conforme a la ley irrevocable de los medos y persas."

    10. Ante esto, el rey Darío firmó el edicto con la prohibición.

    11. Cuando Daniel se enteró de que había sido firmado el edicto, entró en su casa. Su habitación superior tenía las ventanas orientadas hacia Jerusalén y tres veces al día se arrodillaba, para orar y dar gracias a su Dios, como había hecho siempre.

    12. Entonces aquellos hombres llegaron de repente y sorprendieron a Daniel orando y suplicando a su Dios.

    13. Inmediatamente acudieron al rey y le recordaron la prohibición real: "¿No has firmado, tú una prohibición según la cual todo aquel que en el plazo de treinta días dirigiera una oración a cualquier dios u hombre, fuera de ti, majestad, sería arrojado al foso de los leones?" El rey respondió: "Así está establecido, según la ley irrevocable de los medos y los persas."

    14. Y ellos replicaron: "Pues Daniel, el deportado judío, no te obedece a ti, majestad, ni la prohibición que tú has firmado, y reza sus oraciones tres veces al día."

    15. Al oír esto, el rey se disgustó mucho y se propuso salvar a Daniel; hasta la puesta del sol estuvo intentando librarlo.

    16. Pero aquellos hombres volvieron en tropel ante el rey y le dijeron: "Recuerda, majestad, que según la ley de los medos y los persas toda prohibición o edicto real es irrevocable."

    17. Entonces el rey dio orden de traer a Daniel y de arrojarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: "Tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te librará."

    18. Trajeron una piedra para colocarla en la boca y el rey la selló con su anillo y con el de sus dignatarios, para que no se modificase la sentencia contra Daniel.

    19. Luego el rey regresó a su palacio y pasó la noche en ayunas, sin recibir concubinas y sin poder dormir.

    20. Al amanecer, el rey se levantó al rayar el alba y fue corriendo al foso de los leones.

    21. Conforme se acercaba, gritó a Daniel con voz angustiada: "Daniel, siervo del Dios vivo, ¿ha podido tu Dios, a quien sirves tan fielmente, librarte de los leones?"

    22. Y Daniel le respondió: "¡Viva el rey por siempre!

    23. Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones y no me han hecho daño, porque soy inocente ante él, como tampoco he hecho nada contra ti."

    24. Entonces el rey se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando lo sacaron del foso, no le encontraron ni un rasguño, porque había confiado en su Dios.

    25. Y el rey mandó traer a aquellos hombres que habían acusado a Daniel y echarlos al foso de los leones junto con sus mujeres y sus hijos. Y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y los habían devorado.

    26. Entonces, el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de toda la tierra: "¡Que vuestra paz se acreciente!

    27. Ordeno que en todos los dominios de mi reino sea respetado y temido el Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo, que subsiste por siempre; su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin.

    28. Él salva y libera, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra y ha salvado a Daniel de las garras de los leones."