Esdras 8 - Biblia de Jerusalén 19981. Éstos son, según su genealogía, los cabezas de familia que subieron conmigo de Babilonia en el reinado del rey Artajerjes: 2. De los hijos de Pinjás: Guersón; de los hijos de Itamar: Daniel; de los hijos de David: Jatús, 3. hijo de Secanías; de los hijos de Pardós: Zacarías, con el que fueron registrados ciento cincuenta varones; 4. de los hijos de Pajat Moab: Eljoenay, hijo de Zerajías, y con él doscientos varones; 5. de los hijos de Zatú: Secanías, hijo de Yajaziel, y con él trescientos varones; 6. de los hijos de Adín: Ébed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones; 7. de los hijos de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y con él setenta varones; 8. de los hijos de Sefatías: Zebadías, hijo de Miguel, y con él ochenta varones; 9. de los hijos de Joab: Abdías, hijo de Yejiel y con él doscientos dieciocho varones; 10. de los hijos de Baní: Selomit, hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones; 11. de los hijos de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y con él veintiocho varones; 12. de los hijos de Azgad: Juan, hijo de Hacadán, y con él ciento diez varones; 13. de los hijos de Adonicán: los últimos, cuyos nombres son: Elifélet, Yeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones; 14. y de los hijos de Bigvay: Utay, hijo de Zabud, y con él setenta varones. 15. Yo los reuní junto al río que corre hacia Ahavá. Allí acampamos tres días. Observé que había laicos y sacerdotes, pero no encontré ningún levita. 16. Entonces llamé a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Yarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, hombres discretos, 17. y les mandé donde Idó, jefe de la localidad de Casifías. Puse en su boca las palabras que habían de decir a Idó y a su hermano, establecidos en la localidad de Casifías, para que nos proporcionaran ministros para el templo de nuestro Dios. 18. Y gracias a la mano bondadosa de nuestro Dios que estaba con nosotros, nos trajeron a Serebías, de los hijos de Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel, hombre experto, y a sus hijos y hermanos: dieciocho hombres; 19. además a Jasabías, y con él a su hermano Isaías, de los hijos de Merarí, y sus hijos: veinte hombres. 20. Y doscientos veinte donados de los que David y los jefes habían destinado al servicio de los levitas, todos ellos nominalmente designados. 21. Allí, a orillas del río Ahavá, pregoné un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para nosotros, nuestros hijos y nuestros bienes. 22. Pues me daba vergüenza solicitar del rey soldados de infantería y de caballería para protegernos del enemigo en el camino; por el contrario, habíamos declarado al rey: "La mano de nuestro Dios está, para bien, con todos los que lo buscan; y su poder y su cólera sobre todos los que lo abandonan." 23. Ayunamos, pues, e invocamos a nuestro Dios con este fin. Y él nos atendió. 24. Elegí a doce jefes de los sacerdotes, y además a Serebías y Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos; 25. les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrendas que el rey, sus consejeros, sus jefes y todos los israelitas que se encontraban allí habían reservado para el templo de nuestro Dios. 26. Pesé y les entregué seiscientos cincuenta talentos de plata, cien utensilios de plata de dos talentos, cien talentos de oro, 27. veinte copas de oro de mil dáricos y dos objetos de hermoso bronce dorado, preciosos como el oro. 28. Y les dije: "Vosotros estáis consagrados a Yahvé; estos utensilios son sagrados; esta plata y este oro son una ofrenda voluntaria a Yahvé, Dios de nuestros padres. 29. Vigilad y guardadlos hasta que los peséis ante los jefes de los sacerdotes y de los levitas y los cabezas de familia de Israel, en Jerusalén, en las cámaras del templo de Yahvé." 30. Los sacerdotes y levitas tomaron entonces el oro y la plata ya pesados y los utensilios, para llevarlos a Jerusalén, al templo de nuestro Dios. 31. El día doce del primer mes partimos del río Ahavá para ir a Jerusalén. La mano de nuestro Dios estaba con nosotros y nos salvó en el camino de la mano de enemigos y salteadores. 32. Llegamos a Jerusalén y descansamos allí tres días. 33. El cuarto día, fueron pesados en el templo de nuestro Dios la plata, el oro y los utensilios, y entregados al sacerdote Meremot, hijo de Urías; estaba con él Eleazar, hijo de Pinjás; les acompañaban los levitas Jozabad, hijo de Josué, y Noadías, hijo de Binuy. 34. Todo se contó y se pesó, y se registró su peso total. En aquel tiempo, 35. los deportados que volvían del cautiverio ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos por el pecado: todo en holocausto a Yahvé. 36. Y se entregaron los decretos del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores de Transeufratina, los cuales favorecieron al pueblo y a la Casa de Dios. |