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    Hebreos 3 - Biblia de Jerusalén 1998

    Jesús es superior a Moisés

    1. Por tanto, hermanos santos, partícipes de una vocación celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión, a Jesús,

    2. que es fiel al que le instituyó, como lo fue también Moisés en toda su casa.

    3. Pues ha sido juzgado digno de una gloria tanto superior a la de Moisés, cuanto la dignidad del constructor de la casa supera a la casa misma.

    4. Porque toda casa tiene su constructor; mas el constructor de todo es Dios.

    5. Ciertamente, Moisés fue fiel en toda su casa, como servidor, para atestiguar cuanto había de anunciarse,

    6. pero Cristo lo fue como hijo, al frente de su propia casa, que somos nosotros, si es que mantenemos la confianza y nos gloriamos en la esperanza.

    El reposo del pueblo de Dios

    7. Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si hoy escucháis su voz,

    8. no endurezcáis vuestros corazones como cuando le irritaron, el día de la prueba en el desierto,

    9. cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, después de haber visto mis obras

    10. durante cuarenta años. Por eso me irrité contra aquella generación y dije: Siempre andan extraviados sus corazones; no reconocen mis caminos.

    11. Por eso juré con ira: ¡No entrarán en mi descanso!

    12. ¡Mirad, hermanos!, que no haya en ninguno de vosotros un corazón malo e incrédulo que le aparte del Dios vivo;

    13. antes bien, exhortaos unos a otros cada día mientras suene este hoy, para que ninguno de vosotros se endurezca seducido por el pecado.

    14. Somos en verdad compañeros de Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el fin la posición del comienzo.

    15. Al decir: Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones como cuando le irritaron,

    16. ¿quiénes son los que, después de haberle oído, le irritaron ? ¿Es que no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés?

    17. Y ¿contra quiénes se indignó durante cuarenta años? ¿No fue acaso contra los que pecaron, cuyos cadáveres cayeron en el desierto?

    18. Y ¿a quiénes juró que no entrarían en su descanso sino a los que no creyeron?

    19. Así, vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.