32.6 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Hechos 5 - Biblia de Jerusalén 1998

    Ananías y Safira

    1. Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad,

    2. y se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso a los pies de los apóstoles.

    3. Pedro le dijo: "Ananías, ¿cómo es que Satanás se adueñó de tu corazón para mentir al Espíritu Santo y quedarte con parte del precio del campo?

    4. ¿Es que no era tuyo mientras lo tenías, y, una vez vendido, no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios."

    5. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y un gran temor se apoderó de todos cuantos lo oyeron.

    6. Se levantaron los jóvenes, le amortajaron y le llevaron a enterrar.

    7. Unas tres horas más tarde entró su mujer que ignoraba lo ocurrido.

    8. Pedro le preguntó: "Dime, ¿habéis vendido el campo en tanto?" Ella respondió: "Sí, en eso."

    9. Y Pedro le replicó: "¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, aquí a la puerta están los pies de los que han enterrado a tu marido; ellos te llevarán también a ti."

    10. Al instante ella cayó a sus pies y expiró. Cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta, y la llevaron a enterrar junto a su marido.

    11. Un gran temor se apoderó de toda la Iglesia y de todos cuantos oyeron esto.

    Muchas señales y maravillas

    12. Por mano de los apóstoles se realizaban mucho signos y prodigios en el pueblo... Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón;

    13. pero ninguno de los otros se atrevía a juntárseles, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio.

    14. Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres.

    15. ... hasta el punto de sacar los enfermos a las plazas y colocarlos en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos.

    16. También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos se curaban.

    Pedro y Juan son perseguidos

    17. Entonces intervino el sumo sacerdote y todos los suyos, los de la secta de los saduceos; y llenos de envidia,

    18. echaron mano a los apóstoles y los metieron en prisión públicamente.

    19. Pero el ángel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:

    20. "Id, presentaos en el Templo y comunicad al pueblo todo lo referente a esta Vida."

    21. Obedecieron, y al amanecer entraron en el Templo y se pusieron a enseñar. Llegó el sumo sacerdote con los suyos, convocaron el Sanedrín, es decir, todo el Senado de los hijos de Israel, y enviaron a buscarlos a la prisión.

    22. Cuando llegaron los alguaciles, no los encontraron en la cárcel; volvieron a darles cuenta

    23. y les dijeron: "Hemos hallado la prisión cerrada con todo cuidado y a los guardias firmes ante las puertas; pero, cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro."

    24. Cuando oyeron esto, tanto el jefe de la guardia del Templo como los sumos sacerdotes se preguntaban perplejos qué podía significar aquello.

    25. Se presentó entonces uno que les dijo: "Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están presentes en el Templo y siguen enseñando al pueblo."

    26. Entonces el jefe de la guardia marchó con los alguaciles y los trajo, pero sin violencia, porque tenían miedo de que el pueblo los apedrease.

    27. Los trajeron, pues, y los presentaron en el Sanedrín. El sumo sacerdote les interrogó

    28. y les dijo: "Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre; y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y pretendéis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre."

    29. Pedro y los apóstoles respondieron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.

    30. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero.

    31. A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.

    32. Y nosotros somos testigos de estos hechos, y también el Espíritu Santo que ha dado a los que le obedecen."

    33. Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

    34. Entonces se levantó en el Sanedrín un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, con prestigio ante todo el pueblo. Mandó que hicieran salir un momento a aquellos hombres,

    35. y les dijo: "Israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres.

    36. Porque hace algún tiempo se presentó Teudas, que pretendía ser alguien y al que siguieron unos cuatrocientos hombres; fue muerto y todos los que le seguían se disgregaron y quedaron en nada.

    37. Después de éste, en los días del empadronamiento, se presentó Judas el galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron.

    38. Ahora, pues, os digo: Desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si este plan o esta obra es de los hombres, fracasará;

    39. pero si es de Dios, no conseguiréis destruirlos. No sea que os encontréis luchando contra Dios." Y aceptaron su parecer.

    40. Entonces llamaron a los apóstoles; y, después de haberlos azotado, les intimaron que no hablasen en nombre de Jesús. Y los dejaron libres.

    41. Ellos marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre.

    42. Y además ni un solo día cesaban de enseñar en el Templo y por las casas y de anunciar la Buena Nueva de que Jesús es el Cristo.