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    Jeremías 5 - Biblia de Jerusalén 1998

    Impiedad de Jerusalén y de Judá

    1. Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y enteraos; buscad por sus plazas, a ver si topáis con alguno que practique la justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaría.

    2. Pues, si bien dicen: "¡Por vida de Yahvé!", también juran en falso.

    3. ¡Oh Yahvé! tus ojos, ¿no son para la verdad? Les heriste, mas no acusaron el golpe; acabaste con ellos, pero no escarmentaron. Endurecieron sus caras más que peñascos, rehusaron convertirse.

    4. Yo decía: "Naturalmente, el vulgo es necio, pues ignora el camino de Yahvé, el derecho de su Dios.

    5. Voy a acudir a los grandes y a hablar con ellos, porque ésos conocen el camino de Yahvé, el derecho de su Dios." Pues bien, todos a una habían quebrado el yugo y arrancado las coyundas.

    6. Por eso los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los destrozará, el leopardo acechará sus ciudades: todo el que saliere de ellas será despedazado. Porque son muchas sus rebeldías, y sus apostasías son grandes.

    7. ¿Cómo te voy a perdonar por ello? Tus hijos me dejaron y juraron por el no - dios. Yo los harté, y ellos se hicieron adúlteros, y el lupanar frecuentaron.

    8. Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer de su prójimo.

    9. ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahvé -, ¿de una nación así no me voy a vengar?

    10. Escalad sus murallas, destruid, mas no acabéis con ella. Podad sus sarmientos, porque no son de Yahvé.

    11. Porque bien me engañaron, la casa de Judá y la casa de Israel - oráculo de Yahvé -.

    12. Renegaron de Yahvé diciendo: "¡Él no cuenta!, ¡no nos sobrevendrá daño alguno, ni espada ni hambre veremos!

    13. Cuanto a los profetas, el viento se los lleve, pues carecen de Palabra." [14a] Por tanto, así dice Yahvé, el Dios Sebaot: [13b] - Así les será hecho.

    14. Por haber hablado ellos tal palabra, voy ahora a poner las mías en tu boca como fuego, y a este pueblo como leños, y los consumirá.

    15. Voy a traer contra vosotros una nación de muy lejos, ¡oh casa de Israel! - oráculo de Yahvé -; una nación que no mengua, nación antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes lo que habla;

    16. cuyo carcaj es como tumba abierta: todos son valientes.

    17. Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá tus plazas fuertes en que confías.

    18. Por lo demás, en los días aquellos - oráculo de Yahvé - todavía no acabaré con vosotros.

    19. Y cuando dijereis: "¿Por qué nos hace Yahvé nuestro Dios todo esto?", les dirás: "Lo mismo que me dejasteis a mí y servisteis a dioses extraños en vuestra tierra, así serviréis a extraños en una tierra no vuestra."

    20. Anunciad esto a la casa de Jacob y hacedlo oír en Judá:

    21. - Ea, oíd esto, pueblo necio y sin seso - tienen ojos y no ven, orejas y no oyen -:

    22. ¿A mí no me temeréis? - oráculo de Yahvé -, ¿delante de mí no temblaréis, que puse la playa por término al mar, frontera que jamás traspasará? Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no pasarán.

    23. Pero este pueblo tiene un corazón traidor y rebelde: traicionaron llegando hasta el fin.

    24. Y no se les ocurrió decir: "Ea, temamos a Yahvé nuestro Dios, que da la lluvia temprana y la tardía a su tiempo; el que nos asegura las semanas que gobiernan la mies."

    25. Todo esto lo trastornaron vuestras culpas y vuestros pecados os privaron del bien.

    26. Porque hay en mi pueblo malhechores: preparan la red, como paranceros montan celada: ¿y qué atrapan? ¡hombres!

    27. Como jaula llena de aves, así están sus casas llenas de fraudes. Así se engrandecieron y enriquecieron,

    28. engordaron, se alustraron, a favor de delinquir. La causa del huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban.

    29. ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahvé -, ¿de una nación así no voy a vengarme?

    30. Algo pasmoso y horrendo se ha dado en la tierra:

    31. los profetas profetizando infundios, mientras los sacerdotes aplaudían. Pero mi pueblo lo prefiere así. ¿A dónde vais a parar?